✓Revisado
El pelinegro cambió las posiciones, quedando el abajo y recostando a Camila sobre su pecho. Él acariciaba algunos mechones de su suave cabello castaño, mientras ella jugueteaba con sus dedos sobre el pecho de el pelinegro. Así se quedaron por varios minutos u horas, no lo sabían en realidad. Estaban disfrutando en silencio de la presencia de el otro antes de volver a su realidad.
De pronto Aizawa soltó un profundo suspiro, atrapando la atención de la menor.
—¿Qué pasa?— preguntó ella, sin moverse de el pecho de el mayor.
Él soltó una risilla. —Sabes lo que pasa.
Ella giró su rostro hacia el de él. —Yo... Yo no quisiera que fuera la última vez.— confesó.
Shota la miró sorprendido un momento, no creía lo que acababa de escuchar. Le dió una cálida sonrisa, pero la borró de inmediato para poner en claro las cosas.
—Voy a ser muy directo.— dijo mirando hacia el techo. —Me gustas mucho. Pero no esperes de mí una relación amorosa, esas cosas no me interesan, además de que es obvio que no funcionaría.—
—Nadie está hablando de amor.— Aclaró ella. —Tambien me gustas, pero tampoco busco nada de eso.—
—Entonces, si tú estás de acuerdo, podemos seguir viéndonos, siempre y cuando los dos seamos discretos.— propuso el mayor girando su mirada hacia ella.
—Adoro esa idea.— Respondió la chica, acercándose enseguida a besar al pelinegro, quién la rodeó con sus brazos y deslizó sus manos acariciando suavemente su espalda.
Después de una segunda dosis de besos y caricias, tuvieron sexo una vez más, quedando aún más cansados. Camila se recostó nuevamente sobre el pecho de el mayor y ambos se quedaron profundamente dormidos a causa de la desenfrenada actividad física aunado a que seguramente pasaban de las 3:00 A.M.
A la mañana siguiente, el teléfono de Aizawa no paraba de sonar, haciendo que éste se levantara, moviendose con cuidado de no despertar a Camila, que seguía recostada en su pecho, para atender.
—¿Hola?— respondió adormitado.
— Buenos días, profesor. ¿Se siente bien?¿No vendrá hoy a la escuela?— preguntó amablemente su secretaria.
A él le pareció extraña la pregunta. Revisó la hora y eran las 10:00 AM. Se suponía que debía estar en la escuela desde antes de las 7:00 AM.
—No realmente.— mintió. —Tengo una migraña terrible y no podré ir el día de hoy.— fingió una voz débil y enferma para hacer un poco más creíble su mentira.
—De acuerdo. Me haré cargo de los pendientes, pero ¿Qué pasará con las clases de Literatura que usted cubría?— preguntó apenada.
—Por favor llame al supervisor Nezu y envíe una solicitud para un maestro de literatura. Ayer hablé con el señor Yagi y me dijo que nos dejará de forma permanente debido a su lesión. En caso de que no puedan enviarlo hoy, deje a los alumnos con la hora libre, por favor.— ordenó mientras iba a su habitación a buscar algo para cubrir a Camila.
—Entendido, profesor. Que se mejore.— se despidió la secretaria y cortó la llamada.
Al colocar la manta sobre la chica, ésta despertó.
—¿Shota?— le llamó adormitada.
—Buenos días.— saludó el mayor.
—¿Qué hora es?— preguntó mientras frotaba sus ojos con su mano derecha.
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Fugaz
FanfictionTener sexo en un bar tal vez no sea la mejor forma de conocer a tu profesor. Historia en revisión. Una disculpa por las molestias que ésto pueda ocasionar.