✓REVISADO
Enji se acercó a Camila apenas Momo y Shoto se fueron, se sentó a su lado y ella simplemente lo ignoró.
—Ahora tus amigos creen que mentiste.— le dijo, sintiéndose culpable.
—Lo sé.— respondió ella, totalmente inexpresiva, sin dirigirle la mirada.
—Shoto habló conmigo y me contó lo que pasó con el profesor Aizawa.—
—Yo tenía todo resuelto.— dijo sin dejar a Enji seguir hablando. —Es mi problema y ninguno de ustedes tiene derecho de meterse.—
—Creo que habló por todos nosotros al decir que nos preocupamos por ti.— respondió el pelirrojo.
Camila se giró a mirarlo. —Agradezco mucho su preocupación, pero estoy bien. Entre el profesor y yo ya no hay nada. Lo único que necesito ahora es estar tranquila y saber que él estará bien.— dijo, dejando bastante evidente su preocupación.
—¿Le contaste al profesor lo que pasó entre nosotros?— preguntó Enji.
La chica se sintió muy avergonzada. Se suponía que nadie se enteraría de eso y, a pesar de que Enji lo negó, Shoto lo sabía. —Si.— dijo con la voz temblorosa. —Lo siento mucho. Se lo dije enmedio de una pelea.— trató de explicarle.
Enji se sintió decepcionado, sin embargo se recriminó a sí mismo él haber confiado en que una niña como ella guardaría el secreto, aún más sabiendo que lo hizo por despecho. —No pasa nada.— se limitó a decir.
Después de eso, hubo un silencio gigantesco entre ellos, ni siquiera volteaban a mirarse, sólo se mantuvieron sentados el uno junto al otro, hasta que el médico salió a anunciar el estado de Shota. Según los estudios que le realizaron, todo estaba bien. Sólo tenía algunas heridas en el rostro, pero podría irse sin problemas a la mañana siguiente.
—¿Puedo verlo?— preguntó Camila. El médico le dió autorización, mientras arreglaba con Enji los detalles de los gastos del hospital.
La chica se dirigió hasta la habitación en la que estaba el pelinegro. Al entrar se dió cuenta de que estaba durmiendo. Se preguntaba qué estaba haciendo ahí, después de todo Shota y ella no eran nada y ella había decidido irse y olvidarlo para siempre. Ni siquiera podía hablar con él en ese momento y, aunque pudiese, ¿Qué le diría?
Estaba tratando de ser fuerte, aunque sabía que en el fondo quería lanzarse a besarlo y abrazarlo al saber que estaba bien. Tenía roto el labio, un enorme hematoma en su hinchado ojo derecho y un par de puntadas de el lado izquierdo de la frente, estaba muy lastimado, solo se limitaría a observarlo en silencio, agradeciendo al cielo que estaba bien. Después de un largo suspiro, giró para salir de la habitación.
—Me da gusto que hayas venido.— le dijo Shota, aún con los ojos cerrados.
Sintió un salto en el pecho, de felicidad o de susto, pero era innegable que saltó. Se giró hacia él. —Sólo vine para saber si estabas bien.— le respondió tranquilamente, mientras los ojos se le cristalizaban.
—Estoy bien. Sólo son un par de golpes.— le dijo.
—Shoto dijo que no te defendiste.— dijo la chica y caminó hacia la cama. —¿Por qué?—
—No iba a golpearlo, eso sólo atraería más la atención. Además, me lo merecía.— respondió. Después dió un pequeño quejido de dolor.
—Le dijiste lo de Enji.— dijo Camila con cierta hostilidad.
—Solo quería que me dejara en paz. Perdón, no tenía ningún derecho de decírselo.— dijo totalmente arrepentido. Es ese momento no midió sus palabras. —Cuando lo vea, hablaré con él y le pediré una disculpa.—
—No es necesario...— le dijo ella. —Enji lo negó todo. Shoto cree que es una mentira.—
—Ya veo... Aún así tengo que disculparme, por mentir, entonces.— le respondió.
—Supongo que el también te debe una disculpa.
—No. Me hizo un favor, parece que necesitaba que alguien me acomodara las ideas.— dijo a modo de broma, logrando que Camila soltará una risilla.
—Tu y tus espantosos chistes.— musitó y negó con la cabeza.
Shota sonrió, aunque seguía sin abrir los ojos. —Me alegra poder al menos despedirme de ti.—
Se sintió muy mal escucharlo decir eso, haciendo que el ambiente se ensombreciera. Camila le había pedido a sus padres que se la llevaran con ellos en su actual viaje, pero ellos se negaron, por causa de la escuela. Tuvo que inventar que no estaba a gusto e insistió mucho para que la cambiaran y ellos, con tal de evitar el conflicto con ella, le dijeron que pedirían una transferencia. Lo hizo así para evitar a Shota, pero de alguna manera volvía a estar a su merced. A veces parecía que había perdido por completo la voluntad cuando se traba de él.
—Yo... — trataba de buscar una explicación para darle a Shota, pero no se le ocurrió nada.
—No tienes nada que explicar.— le dijo, abriendo finalmente los ojos. —Entiendo por qué hiciste las cosas así y...— hizo una pausa para buscar con la mirada los ojos de la chica. —Lamento mucho haberte orillado a huir de ese modo.—
—No voy a cambiar mi decisión.— dijo Camila, más para tratar de recordárselo a sí misma que para recordárselo a Shota.
—No te estoy pidiendo que lo hagas.— respondió el pelinegro. Por un instante pensó que podía decirle lo que Shoto le dijo sobre Emi, así ella no tendría que irse y dejarlo todo, así fuese solo una sospecha, pero al final decidió no hacerlo. Ella debía ser libre y el no haría más tortuosa su partida con una esperanza que bien podría ser falsa. Aún cuando fuese real, no sentía que merecía su perdón. Había sido bastante egoísta al creer que, después de todo lo que la había hecho pasar, ellos aún podrían tener un futuro justo.
Todoroki tenía razón, era un cobarde. Tal vez lo mejor para Cami era alejarse de él y de todo el terrible daño que le causaba.
—De verdad espero que, a dónde quiera que vayas, tengas una vida feliz. Te lo mereces.— añadió y la tomó de la mano.
—Estás haciendo las cosas difíciles.— dijo ella al borde del llanto.
—Siempre complico todo, pero te prometo que esta será la última vez.— le dijo con una pequeña sonrisa. —Cuídate y recuerda que si necesitas algo, lo que sea, a la hora que sea, estaré ahí para ti.—
Trató lo más que pudo, pero al final soltó a llorar.
—Gracias por preocuparte por mí, pero creo que es mejor que te vayas.— dijo el pelinegro con pesar. Lo menos que quería era que ella se fuera, pero ya había sido lo suficientemente egoísta por una vida.
Se soltaron de la mano despacio, como si fuese a cortarse su flujo sanguíneo una vez que lo hicieran. Era demasiado difícil, a pesar de que ambos estaban de acuerdo por primera vez.
—Adiós, profesor.— dijo ella con la voz quebrada.
—Adiós, señorita Kaido.— le respondió Shota.
La chica salió de la habitación, con la sensación de haber salido de un funeral. Se suponía que, a partir de ese momento, Shota estaba muerto para ella. Eso no quitaba el dolor tan grande que estaba dejando en ella, tampoco que seguramente los próximos días se la pasaría llorando y tratando de olvidarse de él.
El pelinegro la vió irse, llevándose con ella la última oportunidad que se daría para amar. Lo había hecho mal otra vez, una tercera sería fatal, así que lo mejor sería desistir, porque el amor no estaba hecho para él.
Se quedó mirando al techo, mientras pensaba en un asunto que tenía que resolver apenas saliera del hospital.
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Fugaz
FanfictionTener sexo en un bar tal vez no sea la mejor forma de conocer a tu profesor. Historia en revisión. Una disculpa por las molestias que ésto pueda ocasionar.