✓REVISADO
Enmedio de la fría noche, Aizawa condujo hasta su casa, sin ánimo, sin ganas de llegar, sin ganas de continuar. Todo estaba siendo extremadamente difícil.
Llegó a su destino. Se quedó sujetando el volante un par de minutos, mientras miraba hacia la nada, perdido entre un montón de pensamientos y emociones que al final no lo llevaban a ningún lado. Estaba perdido, sólo eso.
Bajó del vehículo y entró a la casa, arrastrando los pies con pesadez. Ni siquiera tuvo la motivación suficiente como para llegar a su habitación, simplemente se lanzó sobre el sofá, mirando al techo y comenzó a recordar todos aquellos momentos en los que Camila estuvo presente, al menos así podía tener un poco de felicidad.
Le estuvo dando vueltas al asunto y siempre llegaba a la misma conclusión, tal vez lo mejor era alejarse de ella, dejarla ser feliz con alguien que no la hiciera sufrir como él, dejar que viviera su vida y si, después de todo eso, ella decidía darle una oportunidad, él la tomaría con gusto. Tal vez se estaba precipitando, tal vez no. Necesitaba pensar con la cabeza fría, por lo que decidió cerrar los ojos y tratar de dormir.
A la mañana siguiente, se levantó un poco más tranquilo, aunque sentía en el fondo como si estuviera iniciando el primer día del resto de su vida. No estaba tan equivocado.
Al llegar a la escuela, la señorita Anan lo saludó, como de costumbre y el se encerró en su oficina. No estaba de ánimo como para hacer su recorrido matutino, así que comenzó directamente a terminar pendientes. Después de un rato, tocaron a la puerta, era su secretaria, llevaba más papeles.
—Traigo más trabajo.— Comentó a modo de broma.
—Gracias.— respondió Shota algo cortante, pero sin llegar a ser grosero.
—Hay una solicitud de transferencia.— le comentó Anan.
—¿Transferencia?— preguntó sorprendido. —El año está a punto de terminar.—
—Lo mismo pensé.— respondió ella y extendió el sobre con la solicitud. —Además, la chica fue transferida aquí recientemente, ni siquiera debió haber tenido tiempo de adaptarse.—
A Shota no le gustó lo que escuchó. Tenía miedo de revisar el papel, porque estaba seguro de lo que decía. Dudó, pero finalmente revisó la solicitud y, efectivamente, los padres de Camila estaban pidiendo una transferencia.
—Ya lo resuelvo. Gracias.— le dijo a su secretaria, quién se despidió y se retiró enseguida.
—Entonces, prefieres irte.— musitó mientras una lágrima escapaba de su ojo izquierdo. Parecía que ella seguía firme en su decisión y, por mucho que a él le doliera, no era nadie para oponerse.
Pidió a los profesores un reporte completo de los estudios de la chica y así iniciar los trámites de el traslado. Le estaba doliendo en el alma tener que coordinar todo eso, pero lo tenía merecido, era el precio que estaba pagando por haber escogido mal a la chica de la que se enamoró.
—¿Cómo que te vas?— preguntó Momo asustada y preocupada. —¿A dónde?—
Camila forzó una sonrisa, con tal de no preocupar más a sus amigos, después de darles la noticia. —Voy a cambiarme de escuela, aunque seguiré en la ciudad.— le respondió a la pelinegra.
Estaban en la cafetería a la hora de el almuerzo.
—¿Tiene algo que ver con el tipo misterioso?— preguntó Todoroki.
—¡Shoto!— le llamó Momo, en forma de regaño.
—No pasa nada.— le dijo Camila a su amiga. —En realidad sí. Es por eso.— les dijo a ambos.
—¿Por su culpa te vas de la escuela?— preguntó Momo.
Camila asintió con la cabeza.
—No es justo.— se quejó la pelinegra. —Cami, sólo tienes que ignorarlo. Nosotros te apoyaremos en todo.— le dijo tratando de convencerla.
—No es tan sencillo.— le respondió, dando a entender su respuesta negativa. —Podremos seguirnos viendo fuera de la escuela y llamarnos por teléfono. No estés triste.— le dijo con una pequeña sonrisa.
—Momo, Cami tiene razón.— dijo Shoto. —Sólo ella sabe lo que le está pasando.— tomó de la mano a su novia y le sonrió. —Somos sus amigos, así que también debemos apoyarla es esto.—
Yaoyorozu escuchó atentamente las palabras de Todoroki. —Shoto tiene razón.— dijo ella más tranquila. —Vamos a apoyarte. Lo importante es que estés bien.— se acercó a ella y le dió un cálido abrazo.
Momo no quiso comentar nada en ese momento, pero estaba segura de que el bicolor sabía qué estaba pasando y no le había dicho nada. Tenía que investigar qué era.
—¿Cuándo será tu último día?— preguntó Shoto.
—No lo sé.— respondió Camila. —Mañana posiblemente.—
—Es viernes. Tiene sentido.— dijo Todoroki. —Así el lunes empiezas en tu nueva escuela.—
—Supongo que sí.— respondió la castaña. Le alegraba que sus amigos la hubiesen entendido tan bien con tan poca información. La hacían sentirse muy afortunada de haberlos conocido.
Al final de la última clase, los chicos guardaron sus cosas al escuchar el timbre.
—¿Vamos a comer a mi casa?— les preguntó Momo.
—Claro.— respondió Camila.
—Vayan ustedes. Yo las alcanzo en un rato.— dijo Shoto, mientras se acomodaba la mochila.
—¿Por qué?— preguntó Momo con cierta molestia.
—Tengo algo que hacer.— respondió de forma seria. Sabía que si decía que vería al director, Cami sospecharía.
—¿No quieres decirme?— preguntó Momo. Era muy extraño para ella, ya que ellos se tenían una confianza gigantesca, no se guardaban secretos y estaba segura de que tenía algo que ver con la conversación de el almuerzo.
—Yo iré a ver a Denki, le presté unos apuntes de historia y no me los ha devuelto.— se excusó Camila con tal de escapar de la pequeña discusión de pareja. —Nos vemos en el estacionamiento.— se despidió y fue a buscar al rubio.
—Shoto.— lo llamó la pelinegra, para que volteara a mirarla.
—Si te lo diré, pero no ahora.— le dijo el chico de forma suave, para evitar que se molestara.
—¿Por qué? ¿No me tienes confianza?— preguntó con algo de decepción.
—No es eso.
—¿Entonces?
—Necesito hablar con alguien. Te prometo que te lo voy a contar, pero necesito irme ya.— se limitó a decir.
—¿Tú sabes quién es el tipo, verdad?— preguntó Momo directamente.
—Algo así.— respondió, aún evitando la mirada de su novia.
—Solo dime, si o no. Prometo no insistir, al menos no ahora.— le pidió ella.
—Si.— dijo Shoto.
Momo dió una sonrisa de satisfacción. Rara vez le fallaba la intuición y esa no fue la excepción. —Bien. Entonces nos vemos más tarde.— le dijo a Todoroki, depositó un beso en su mejilla y prácticamente lo lanzó hacia la puerta para que se fuera.
El chico se quedó muy confundido. Sabía que más tarde la pelinegra lo sometería a un interrogatorio del cual no tenía escapatoria. Era un sacrificio que tendría que hacer por el bien de todos. Al menos así lo veía él.
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Fugaz
FanfictionTener sexo en un bar tal vez no sea la mejor forma de conocer a tu profesor. Historia en revisión. Una disculpa por las molestias que ésto pueda ocasionar.