treinta y uno.

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Fue difícil, Felix tenía que admitirlo

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Fue difícil, Felix tenía que admitirlo.

Su especialidad eran los paisajes imaginarios y los animales, no era muy orgulloso con los retratos pero no era malo en lo absoluto. Cuando retrató a sus banyalar el lápiz se había movido por si solo en la hoja, poniendo especial detalle en las joyas y la belleza desbordante de las mujeres. Con Jabir era fácil llevar las líneas delicadas de su espeso pelaje y los destellos de sus colmillos cuando bostezaba, tampoco oponía mucha resistencia a quedarse quieto. E incluso con los alfas de la eve, poniéndose tan nerviosos que no podían estar en un solo lado o mirándolo a los ojos cuando los pintaba por el manojo de vergüenza que tenían siempre en la presencia de Felix, fue relativamente sencillo hacer buenos dibujos.

Pero con el hombre frente a él; sin moverse, sin expresiones difíciles o posiciones raras, sin todos esos factores que le podrían impedir hacer un retrato perfecto a sus gustos, Felix se cuestionó su propio don para el arte.

Hacia mucho que no se estresaba en usar el lápiz.

Pómulos marcados; pestañas largas y en perfecta inclinación con sus ojos dorados, labios simétricos, cabello ligeramente desordenado pero sin considerarse despeinado, todo eso contando la perfecta musculatura y altura del alfa. Para el omega se le estaba dificultando hacer trazos convincentes.

Llevaba aproximadamente una hora, y estaba teniendo líos con solo las bases.

El alfa estaba ajeno, concentrado diligentemente a su trabajo. Tecleaba una y dos veces, pasaba documentos con una mano y firmaba otros, en todo el tiempo que estuvo frente a Felix no hubo ni una distracción que lo perturbara.

¿Quien era ese extraño?¿Era realmente uno?, Felix aún cuestionaba sus acciones y su comportamiento, habían acordado empezar de nuevo; sin embargo, para el omega era tan ajeno la conexión que una pareja enlazada podía tener. Porqué sabía que una marca no era suficiente para mantener a dos personas felices.

Todos hablaban de destino y amor. Felix no creía tener nada de eso, no antes por lo menos.

Un olor dulce salió ligeramente de él, y su corazón empezó a latir rápidamente cuando el alfa ajustó los lentes en su nariz. Al darse cuenta de sus feromonas, las retuvo rápidamente.

Definitivamente esas no provenían del calor, no eran excitación o deseo, eran...no lo sabía, jamás había captado esa esencia en él.

Dirigió la mirada a las pocas líneas en su cuaderno, suspirando fuertemente por indecisión. Llevaba el rostro y el cuerpo hasta la cintura, con nada de detalles.

Cuando vuelve a levantar su cabeza encuentra al alfa observándolo fijamente.

—¿Qué dibujas? —pregunta serio Chan, a lo que Felix cierra el cuaderno con fuerza. Se dio cuenta que la computadora estaba apagada y acomodada en una mesita de al lado, también los papeles que tenía con él estaban cuidadosamente ordenados.

mafia roja › chanlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora