setenta y uno.

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—Ha sido un error decírtelo hasta ahora, pero ocultarlo me ha traído el mismo resultado al que le teníamos miedo

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—Ha sido un error decírtelo hasta ahora, pero ocultarlo me ha traído el mismo resultado al que le teníamos miedo.

Felix, con una expresión más tranquila, mira a Seungmin a los ojos, buscando aclarar su mente.

—¿Y cuál sería?

—Perderte.

Felix regresó a la sesión con pasos silencioso y con la mente en blanco, dejándose guiar obedientemente por el equipo de Vogue hasta uno de los jardines exuberantes. Los árboles altos y frondosos proporcionaban una sombra refrescante bajo el sol de la tarde. El entorno era una verdadera maravilla, con rosales en plena floración y un aroma dulce que llenaba el aire.

Felix observa a las asistentes que cuidadosamente ajustaban su vestuario y las joyas que llevaba, moviéndose con una precisión casi estresante. A pesar de la atmósfera tensa que había dominado antes de su descanso, ahora el equipo parecía encontrar su ritmo. Mientras posaba bajo el dosel de un árbol, Felix mantenía una mirada intensa, su mente todavía revuelta por las revelaciones de Seungmin.

Nota a Chan a lo lejos, rodeado de asistentes que le entregaban papeles que él observaba por breves momentos antes de firmarlos y pasar al siguiente manojo. Y aunque estaba a cierta distancia, la presencia del alfa llenaba el lugar. Era como si el espacio se contrajera y expandiera en torno a él.

Felix observa a Chan mientras su corazón latía con un ritmo diferente al habitual. Chan, inmerso en su labor, no nota el escudriño de Felix, quien observaba en silencio desde la distancia. De repente, un movimiento extraño surge desde su cuerpo, sintiéndose desde su vientre. Felix respinga y se dobla con sorpresa, poniendo a todos alerta.

La sorpresa en la expresión de Felix es innegable, y por un breve instante, el silencio se cierne sobre el jardín. Todos los presentes, fotógrafos, asistentes dejan de lado lo que estaban haciendo y dirigen sus miradas hacia él.

En un abrir y cerrar de ojos, Chan se encuentra a su lado, con preocupación reflejada en su rostro.

«¿Cómo llegó tan rápido desde tan lejana distancia en la que se encontraba? »

—Felix, ¿estás bien? —pregunta con urgencia, observándolo con ojos llenos de angustia, ignorando la interrupción que sucedió debido a su reacción.

Felix tarda unos segundos en responder, aún un poco sorprendido por lo que acaba de experimentar. Mira a Chan y se lleva una mano al vientre.

―Patadas... —susurra con asombro. Lo que acababa de sentir no podía ser otra cosa que el movimiento de sus bebés. La emoción se mezcla con su sorpresa, y una sonrisa nerviosa se forma en sus labios. —Creo que acabo de sentir a los bebés, Chan. Sus patadas, son..... sorprendentes.

Chan, al darse cuenta de lo que realmente sucedió, suaviza su expresión con alivio. Su corazón latía rápido debido a la preocupación, pero ahora una sonrisa parece querer formarse con extrañeza entre sus labios. Quiere decir algo, pero nada sale de sus labios después de un rato. Su mano rodea a Felix desde la cintura, y le ayuda a incorporarse con cuidado, el omega detiene sus movimientos.

mafia roja › chanlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora