cincuenta y cuatro.

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La "Galata Kulesi"; con sus sesenta y siete metros de altura y miles de años de existencia, lograba volverse algo difícil de ignorar a la entrada del Cuerno de Oro

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La "Galata Kulesi"; con sus sesenta y siete metros de altura y miles de años de existencia, lograba volverse algo difícil de ignorar a la entrada del Cuerno de Oro. Con el primer vestigio histórico datando del año 528 era imposible no querer dar una mirada a la edificación una vez se viniera Estambul.

ChangBin había oído de Hezârfen Ahmed, un aviador otomano que desde la terraza de la torre había experimentado volar con unas alas que construyó, una historia local muy popular que causaba escepticismo en los turistas.

ChangBin apenas había puesto atención al guía que habían contratado para ellos, quien ponía todo su esfuerzo para no aburrir a los siempre soberbios omegas.

—Suicidios —había dicho esa palabra con una normalidad increíble—, centenares de personas habían escalado la torre y se habían arrojado; en su mayoría omegas. La taza fue tan grande en los años 80's que la torre permaneció cerrada para los de dicha casta durante casi dos décadas.

ChangBin se quedo pensando en ese dato por mucho tiempo, tal vez demasiado.

No pudo dar cuenta de que habían avanzado hasta el estuario del cuerno de Oro hasta que Bruno le dio un empujó fuerte.

—Vamos pequeña abejita, iremos al mercado de omegas. Tal vez ahí puedas encontrar algo para mejorar tu físico —otro empujo fuerte—. Tal vez así puedas captar la atención de ese bajá que tanto quieres.

ChangBin puede sentir el peso de los ojos de la mirada de Emilia al lado suyo. Él baja la cabeza de inmediato y Bruno ríe con burla.

—Con tal de qué te alejes de Chan Hasmet... por mi puedes abrir las piernas para quien quieras.

Su hermana mueve la cabeza con desinterés mientras ajusta su velo. Su deseo de apropiarse y acostumbrarse a la cultura y religión había traído resultados destinados al fracaso.

—Amir pasó la noche con hürrem.

La voz de Emilia era helada, casi baja; pero había una extraño calor en sus palabras cada vez que hablaba del Hürrem de La Roja que delataba el interés que siempre ocultaba.

Esos ojos verdes, con la misma expresión indescifrable.

La había visto llegar tarde otra vez en la noche anterior, estaba seguro de que la joven no iba a hacer el Fajr porque él mismo sabía que era el único que estaba en la mezquita del palacete a esas horas.

Pero el miedo y el silencio eran algo de lo que ChangBin jamás se sentiría orgullo se tener.

—¿Y? Se aburrirá eventualmente. Todos los alfas lo hacen —su hermana empieza a caminar rápido mientras su dama le sigue con prisa, junto con unos hombres que les cuidaban.

Emilia le da una última mirada antes de moverse junto a Bruno y seguir a Andrea, adentrándose en el mercado con un círculo de guardaespaldas custodiándolos.

mafia roja › chanlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora