cincuenta.

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El cuerpo de Felix tembló, su respiración se sentía pesada y sus ojos viraban por toda el área que le permitía ver el pequeño espejo

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El cuerpo de Felix tembló, su respiración se sentía pesada y sus ojos viraban por toda el área que le permitía ver el pequeño espejo. Las risas alegres de la omegas apenas eran perceptibles para sus oídos apagados debido a la sorpresa en su interior. Tenía razón, se sentía diferente.

Una de sus manos se extendió hacia su nuca, el movimiento quedó en el aire, un temor inconsciente de hacer que el color desapareciera. No había una marca gris insalubre y apagada, no era un omega indeseado por las consecuencias de una unión imprevista y no querida.

De repente, recordó la satisfacción en los ojos de Chan al ver sus glándulas más temprano en la mañana, él también...él estaba cómodo con ese tipo de cambio.

Sus banyalar estaban emocionadas, felices por decir menos, el olor dulce en el aire era empalagoso incluso para él. El comienzo de lágrimas se veían en sus ojos con vestigios de deslumbramientos de alivio.

Felix las observa, incapaz de apagar su empatía con ellas, los omegas suelen ser más perceptivos a todo, por lo que rápidamente se vió contagiado con el orgullo en los ojos de las mujeres.

—Alá bizi dinledi[Alá nos ha escuchado]

Las palabras de Kenia le dan un paz desconocida, su omega se sentía pleno y realizado, un sentimiento ajeno en años de soledad y presión pasada.

Un toque en la puerta detuvo las risas alegres con la rapidez de un chasquido. Felix perfuma el aire pero es incapaz de reconocer la presencia al otro lado de la puerta, no cuando el olor a sándalo y lluvia se impregnaba con tanta fuerza en cada poro de su piel que era imposible para él notar otra esencia.

—Es JeongIn —Edith le avisa cuando nota la confusión en sus ojos grises. Felix asiente.

—Viene con otros alfas —expresa Kenia después de ayudarlo a incorporarse, sus piernas estaban entumecidas —. Amir debió mandar una escolta para ojos indiscretos en los pasillos

Felix se encogió.

¡Los alfas olerían todo!

Con una ligera inhalación sabrían todo lo que ha acontecido en el pequeño espacio privado de Felix. Su vergüenza parecía flotar en cada momento a tan pocas horas de que comenzara el día.

—Vamos hürrem —Elit señala la puerta con un gesto de cortesía, Felix suspira y con ayuda de Kenia y Edith camina hacia la puerta, no sin antes dirigir una mirada al cuadro escondido bajo los rayos que se proyectaban a través de las ventanas. Una sonrisa se extendió en su rostro.

 Una sonrisa se extendió en su rostro

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mafia roja › chanlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora