sesenta y seis.

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—Está en Kilyos —la voz de Sung era baja en la extensión de la habitación, sus manos temblaban y no se atrevía a alzar la cabeza

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—Está en Kilyos —la voz de Sung era baja en la extensión de la habitación, sus manos temblaban y no se atrevía a alzar la cabeza. Esta clase de penas no se pronunciaban con voz y cuerpo recto, ni siquiera el siendo alfa, el estrato superior de esta sociedad, puede encontrar las agallas para enfrentar a la persona frente a él. Su silencio prolongado y la imagen de su espalda mientras observaba la tormenta afuera le hacía querer doblegar el cuello—. La mezquita familiar... hürrem...le aseguró que se encuentra cómodo, Alá lo tiene en su gloria ahora.

Silencio.

Después de varios minutos largos; Felix sigue sin decir nada, Sung se inclina con respeto un poco, esperando ver algún atisbo del rostro del omega que le permita saber su estado. Su mano tiembla en el botón en su mano, preparado para usarlo si se requiere intervención médica inmediata.

Pero Felix se muestra impasible, con sus ojos cristalinos mirando hacia el frente. Una neblina parecía haberse posado sobre su mente, incapaz de hacer que alguien lo alcanzara desde esa oscuridad. No había lágrimas en sus ojos, ni gritos de dolor que inundarán en las paredes.

Todo eso fue sustituido por una risa hueca y baja, un sonido agrio que se filtró entre sus palabras, resonando en el aire de la habitación.

—¿De qué estás hablando, Sung? —respondió Felix con voz apenas audible, su tono carente de vida—, Jabir está esperándome, no digas cosas tan horribles.

El corazón de Sung se hunde ante la respuesta de Felix y sus pasos vacilan en caminar o no, se encuentra completamente desestabilizado.

—Hürrem...—su voz tiembla, apenas encontrando la fuerza para salir—Lútfen...[Por favor...]

—Sung, no puedo dejarlo solo —Felix interrumpe sin ganas, con un tono más fuerte de lo normal para acallar los susurros del alfa hacia él—. Arregla mi traslado directo para la mansión Mavi.

Sung cierra los ojos con pesadez y su labio tiembla ligeramente mientras baja la cabeza. La habitacion se llena con una presion axfixiante, Sung suspira y apenas es capaz de mantener la compostura para estar de pie. Ver en ese estado a Hürrem... se siente inservible. La insuficiencia había estado envenenando desde hace un tiempo las filas de servicio en el clan desde que Hürrem fue ingresado.

Varios alfas de la eve incluso habían incursionado a un voto silencioso* temporal, todos ellos sentían una culpa injustificada por el fallo en la salvaguarda de Hürrem. Incluso si estuvieran exentos de cualquier tipo de relación en el asunto que llevó al estado crítico del omega, sentían que había sido una falta a sus votos de lealtad. Sung lo entendía con más fuerza ahora ¡La ineptitud realmente pesaba en ciertas situaciones dolorosas!

Su cuerpo se tambalea ligeramente mientras se recompone, la imagen que le ha mostrado a su Hürrem es deshonrosa para él. Siente que ha olvidado su posición por un momento en esa habitación silenciosa, donde su rol se basa en la lealtad que pueda ofrecer. Incluso si el mar fuera azul bajo el cielo, ellos mismos lo pintarian de rojo si Hürrem lo pidiera.

mafia roja › chanlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora