treinta y ocho.

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Dos días

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Dos días.

En dos días llegarían los omegas a la mansión. Por supuesto, la noticia y confirmación de concubinos para Chan se corrió como agua por todo el círculo social de la familia.

Las suposiciones del porqué esa decisión fueron variadas y nada neutras; sin embargo, casi todas parecían unirse en cierto punto: Chan Hasmet no estaba conforme con su mate.

Incluso, se puso a discusión la belleza de hürrem y el pudrimiento de la unión. El desenfreno de los numerosos rumores orilló a Felix a hacer algo que nunca pensó que haría: Dió su primera orden directa como hürrem, y prohibió hablar sobre el tema bajo ninguna circunstancia.

Quería hacer oídos sordos e ignorantes ante cualquier chisme que se escurriera por los pasillos, llegando incluso a anular en la galería cualquier tipo de susurro entorno al escandaloso tema.

Por otra parte, mientras el alboroto se hacía presente en la dinastía y los alrededores, las rosas seguían llegando, pero ninguna noticia del alfa gama se escuchaba por ningún rincón. Felix veía con más insistencia el celular cada día que pasaba, pero intentaba poner su preocupación en la línea de lo tolerable, sabía que si él hacía la llamada Chan intuiría que algo estaba mal y empezaría a rebuscar. La respuesta no tardaría en llegar y otras personas le dirían al alfa de su padecimiento.

Felix por lo menos quería tener eso, el privilegio de ver por cuenta propia el cambio en Chan, ver su frialdad volver a su rostro y la gelidez en sus palabras cuando se dirigiera a él. Si iba dar rienda suelta a sus sentimientos quería estar seguro para tomar cualquier decisión.

Además, tenía que asegurar y mostrarse recto ante el Öğüt; si permitía que vieran alguna flaquees de su parte, ellos no dudarían en dar sus cartas para la victoria. Felix nunca se consideró competitivo pero tampoco quería darles el gusto de la ventaja.

Los alfas de la eve, al igual que sus banyalar y las personas en la mansión,—exceptuando a una persona—fueron rectos en su posición de permanecer completamente leales a Felix.

Por lo que el castaño tuvo más razones para proteger a las personas que apreciaba y mantener lo que Chan había construido desde que llegó al poder.

E independientemente si eso iba más allá de su acuerdo, no lo consideraba importante, él estaba cumpliendo con el puesto de hürrem que le habían asignado.

Ya había perdido muchas cosas a lo largo de los años; su madre, su libertad, sus decisiones y la incertidumbre de criar o no a un cachorro. No podía estar más en un punto medio donde dudara de sus decisiones.

Podía estar triste después. Y como dijo Elit, lo verdaderamente importante en este momento era aseverar y estabilizar su posición como el hürrem del imperio Hasmet.

"—Ellos buscan alianzas, relaciones fuertes que les den ventajas en el mundo bajo —le explicó Kenia en otro intento de estrategia para disipar sus nervios—. La dinastía de los Hasmet jamás ha requerido uniones importantes desde que nuestro amir subió al mando, no las necesita, él sabe que es lo suficientemente fuerte para mover el mundo y los gobiernos a su antojo"

mafia roja › chanlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora