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San Petersburgo era por mucho, el corazón del vasto territorio ruso

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San Petersburgo era por mucho, el corazón del vasto territorio ruso. En las orillas del Neva, sus edificios históricos parecen competir con los palacios de grandes cúpulas que serpenteaban también cerca del rio. Los tranvías y los carruajes cruzan las calles adoquinadas, mientras los transeúntes se sumergen en el bullicio de la vida urbana. Y desde su llegada a la familia Hasmet, Felix llego a pensar que jamás podría ser testigo de otra arquitectura igual de exquisita que la otomana. La ciudad, con su esplendor arquitectónico y su vibrante vida urbana, era más que un escenario pintoresco; era el epicentro del poder de la Bratva desde hace ya tres años. Y desde hace un mes, se volvió la sede principal de las reuniones importantes de La Gran Mesa.

Seungmin había señalado que, por lo general, las reuniones y tratados se llevaban a cabo fuera de las capitales donde las mafias tenían su base. Sin embargo, con la ausencia de Chan en las últimas semanas y la desaparición de Changbin Cariporsi en suelo turco, las amenazas de un posible ataque de la Ndrangheta iban en aumento En consecuencia, la Triada había ofrecido su respaldo. El debilitamiento de la Corsé y su casi total destrucción a manos de los Hasmet habían encendido las alarmas, poniendo en peligro el frágil acuerdo existente.

La Bratva intervino para preservar su sólida relación con Chan y asumir el control de la situación. Estableció una orden para las otras dos organizaciones, indicándoles que se limitaran a actuar según sus posiciones, claramente subordinadas tanto a la mafia rusa como, especialmente, a La Roja. Nikolai Michajlov era un alfa al que Felix había empezado a estimar demasiado, y más allá de las palabras buenas que Chan siempre usaba cuando hablaba de él, sabía que era un líder que perpetuaba el orden sobre todas las cosas. No era tiempo de guerra, él y Felix lo sabían muy bien.

—Un omega en la Gran Mesa! ¡Que burla! —la voz de Qing Xiu ocupo toda la sala de jade, haciendo temblar levemente el candelabro de azulejos arriba de la gran mesa de roble.

Felix se mantuvo imperturbable ante el desprecio evidente en la voz del líder de la Triada. La presencia de un omega en la Gran Mesa era algo inusual—si bien recuerda era el primero—y aunque las parejas de los alfas que lideraban los grupos debían ser tratados con el mayor respeto y estima, él sabía que levantaría suspicacias entre los líderes presentes.

—Respeto las tradiciones de la Gran Mesa, pero la presencia de La Roja aquí hoy no debe ser interpretada como una burla, sino como una demostración de nuestro compromiso con la estabilidad y la cooperación entre nuestras organizaciones —declara Felix con firmeza, logrando sacar una sonrisa de aceptación por parte de Nikolai.

—¿Compromiso? Permítame recordarle, Hürrem, que uno de los omegas principales de mi clan aún sigue desaparecido— Davedi Cappellari era el centro de este problema. Changbin ni siquiera está emparentado con él, y Felix sabe que, aunque sea el sobrino de Franco Ricci, su mano derecha, a este último le importa poco el paradero de uno de los mellizos de su familia.

—La búsqueda por el joven Cariporsi no ha menguado en lo absoluto, Señor Capellari, usted más que nadie debe de saber el alcance de la tecnología en nuestras manos.

mafia roja › chanlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora