Farewell My Love - ||2Min|| [WFU, L1]

15 [Libertad]

Durante toda la noche segundo príncipe no pudo dormir casi nada, con cualquier sonido que se producía afuera era despertado, le preocupaba mucho que su plan no saliera como esperaba, esa era su única oportunidad de salir de ese palacio, porque no tenía la menor idea de cuando a su padre se le ocurriría dejarlo salir.

Cuando sintió y después de ver por un pequeño agujero en la pared que era el momento para comenzar a llevar su plan, se levantó de su cama, acomodó las sábanas ­–había obtenido esa manía después de un mes de estar encerrado– principalmente para que no notaran la falta de una de ellas.

Durante su tiempo solitario había descubierto un par de cosas sobre esa habitación, aunque el lugar lucia viejo y desgastado, la construcción aún era lo suficientemente fuerte. Ató uno de sus zapatos en un extremo de la sabana y la lanzo para que con la fuerza de lanzamiento pasara por encima de la viga, teniendo éxito inmediatamente, el mismo truco lo había usado últimamente, usaba la sabana para poder hacer un poco de ejercicio, solo una vez intentó llegar hasta la viga –no tuvo éxito porque cuando casi llegaba tuvo miedo– y esta sería su oportunidad de realmente hacerlo.

Usando toda la fuerza de sus brazos, logró subir por completo a la viga, por fortuna esta era lo suficientemente gruesa para que Taemin pudiese acomodarse en ella de forma vertical y estaba lo suficientemente alta para que no lo pudiesen ver a simple vista, sin olvidarse de subir la sabana también, no podía dejar ningún cabo suelto. Había notado que nadie le prestaba atención a lo que había en el techo, porque el lugar estaba bastante sucio a comparación de los demás lugares que eran limpiados cada cierto tiempo.

Príncipe se quedó quieto a espera que la persona encargada de aplicarle medicamento entrase, pasaron pocos minutos para que la primera visita del día sucediera. El sirviente abrió la puerta – iluminando un poco la habitación – y entró llevando entre sus manos una charola con medicamentos, ungüentos y algunas vendas, antes de que llegara hasta su cama se dio cuenta de la ausencia del segundo príncipe, dejó la charola en el suelo y miró alrededor de la habitación buscándolo.

—¡Príncipe, segundo príncipe! —se notaba la desesperación en la voz de aquel pobre hombre, quien busco a Tae hasta debajo de su cama y al no encontrarlo por ningún lado salió corriendo para avisar que el príncipe no estaba.

El plan de Taemin hasta ahora iba bien, esperaba que Minho ya hubiese hecho su parte del plan, alejando a los guardias que custodiaban las puertas del palacio. Como pudo bajo de la viga –aunque hubo un momento en el que casi caía–, antes de salir de la habitación tomó el ungüento y la venda limpia guardándolos entre sus ropas.

Corrió a la salida trasera del palacio, evitó ser visto lo más que pudo, tenía que salir lo más rápido posible, antes de que todos los sirvientes se alarmaran y comenzarán a buscarlo en grupo. Cuando estaba a punto de tener éxito y salir por fin del palacio escucho un grito cerca de donde estaba.

—¡El príncipe está aquí! —no se molestó en ver quien era esa persona, siguió su camino, una vez fuera del palacio corrió hacia el bosque, tenía que encontrar el arroyo rápidamente esa sería su única salvación. Los lugareños creían que ese arroyo estaba maldito, por lo que no se atrevían a acercarse a él.

Él sintió que corrió durante más de media hora, no se molestó en ver si alguien lo seguía o ya no, cuando sus fuerzas estaban por consumirse a lo lejos escuchó el correr del agua y siguiendo el sonido logro llegar a su destino. En cuanto sus ojos vieron la cristalina agua, corrió a beber de ella para saciar la gran sed que sentía.

Después se dejó caer por completo en el suelo, dejando que su respiración se controlara y que su cansancio se fuera lentamente. Estar acostado allí, sintiendo el aire y el calor del sol sobre su cuerpo lo hacía sentir libre, poder estar junto a la naturaleza le hacía sentir mucho mejor en todos los aspectos. Al no escuchar ruido cerca comenzó a quedarse dormido, olvidando momentáneamente que estaba "huyendo".