Choi Minho –de 46 años de edad– paso los últimos dieciséis años alejado de todo, tras la muerte de su amado y por deseo de este fue puesto en custodia en aquella casa en la que vivieron juntos en su juventud.
Aunque su recuerdo aun dolía, se sentía bien poder estar en un lugar que le resultaba tan cálido, en ese lugar se guardaban promesas y deseos no cumplidos, a pesar de que solo él vivía allí, de vez en cuando podía sentirse acompañado por su eterno amor.
Minho escuchó pasos acercándose, sabia de quien se trataba, la única persona que lo visitaba en esas fechas era Lee JiHoo, el joven emperador iba a su casa cada año para hacerse compañía, ambos conocían perfectamente la tristeza que se sentía en ese día, el día en que se conmemoraba la memoria del anterior emperador Lee Taemin.
Cuando JiHoo tenía diez años fue la primera vez que ellos dos se encontraron cara a cara, esa primera vez fue demasiada incomoda y difícil, pues el menor en ese momento le guardaba demasiado rencor al punto en el que pidió que lo golpearan frente a él. Al año siguiente JiHoo volvió y se disculpó por lo que hizo, con el tiempo se dio cuenta de que no tenía derecho a ser juez de lo ocurrido entre sus padres y Minho, porque él no vivió la historia completa, lo único que sabia era lo que escuchaba de la boca de su tío MiRen, no podía juzgar solo desde una perspectiva, no era correcto.
Y así fue como ellos se volvieron una especie de "amigos", el hijo de sus amado acudía a él para escuchar historias sobre su padre y sobre su familia, también lo hacía cuando debía de tomar una decisión difícil sobre el imperio, le encantaba escuchar la respuesta a su pregunta favorita "¿qué hubiese hecho mi padre?".
Minho adoraba recibir sus visitas, porque cada vez que lo miraba podía sentirse un poco más cerca de Taemin, lo veía en la mirada y sonrisa que heredó JiHoo de su padre. A sus ojos JiHoo era una buena persona, siempre preocupada de su pueblo y de las personas a las que ama, tomaba en consideración a todos por igual, era un excelente gobernante. Lo veía como su propio hijo.
Para JiHoo estar cerca de Minho le resultaba agradable, con él podía desahogarse y recibir consejos sabios, además cada vez que pasaba tiempo con él sentía que su padre también estaba allí con él, podía ver en Minho al padre que perdió a una joven edad. Ambos estaban relativamente solos en el mundo, eran la perfecta compañía del otro.
JiHoo al entrar a la casa saludo al mayor con una sonrisa, ese día traía excelentes noticias –principalmente para sí mismo–.
—¡Voy a casarme! —JiHoo estaba muy feliz —hace ocho meses conocí a una joven en una provincia, desde que la conocí por primera vez supe que quiero compartir mi vida con ella.
—Me alegro mucho por ti, espero que puedas ser muy feliz, mereces toda la felicidad de este mundo —se alegraba mucho por la noticia, por fin la soledad de JiHoo tendría fin, sabía que todos esos años fueron difíciles para él.
—Gracias, aunque me gustaría que estuvieses allí...
Minho se acercó y le dio algunas palmaditas en la espalda —sabes que no es una buena idea, de cualquier forma te apoyare desde aquí.
El menor asintió entendiendo las palabras el otro, aun había muchas personas que odiaban a Choi Minho, personas que habían pedido por años su muerte. Nadie entendía por qué el antiguo emperador pidió que Minho fuese mantenido con vida, no creían que eso fuese un castigo apropiado, sin embargo nadie sabía que todos esos años con vida para Minho fueron el castigo más cruel que alguien podría tener. Lo único que tenía eran días llenos de recuerdos que le causaban arrepentimientos, noches sin poder dormir a causa de las pesadillas y una maldita promesa de "vivir bien" que debía cumplir.
—Oh, además encontré lo que me pediste hace dos años, me costó bastante encontrarlo entre las ruinas del antiguo palacio de mi padre, pero después de mucho esfuerzo yo mismo lo encontré.
JiHoo le mostro una caja de madera que ya conocía, en el año en el que Taemin y Minho estuvieron juntos por última vez, este último mando a realizar una pintura de su amado, después de que Tae escapara mando a destruir el palacio –con todo y la pintura– en un arranque de ira. Afortunadamente la caja que la protegía fue lo suficientemente resistente y ahora la tenia de vuelta, Minho abrió la caja y sacó la pintura, esta perdió un poco de color por el paso del tiempo pero aún se podía ver perfectamente el rostro de Taemin.
Ambos hombres observaron detenidamente la pintura, pudiendo volver a guardar en su memoria los rasgos de su ser amado, rasgos que con el tiempo comenzaron a olvidar y ahora podían traer de vuelta.
—Ahora entiendo porque soy tan atractivo —bromeó JiHoo.
—Gracias por traerlo.
—No es nada.
—¿Puedo darte un abrazo? —el menor lo miró extrañado por su solicitud pero acepto —cuídate mucho JiHoo y cuida de JiYoo, siempre sean felices.
—Suenas como si te estuvieras despidiendo.
Minho se alejó del menor y negó —no es una despedida, son simples deseos.
[...]
Una vez que se quedó sólo, Minho saco todas las cosas que necesitaría para llevar a cabo su "plan", lo estuvo pensando durante los últimos años, no quería que su historia terminara así, aún tenía mucho que pagarle a Taemin. Estaba dispuesto a todo para poder obtenerlo, incluso si le tomaba mil vidas más estaba dispuesto a esperar por ello, esperaría el momento justo para poder coincidir de nuevo con su amado.
En su cultura se creía que había una forma de burlar al destino, con ayuda del dios Alacrán o Taskúyu, podías enlazarte eternamente con quien quisieras, de esa forma en cada una de las reencarnaciones que tuviesen los "atados" podrían volver a encontrarse. Fue lo que su padre hizo con TaeRi, ató su alma a la suya cuando se creyó verdaderamente enamorado de este.
Sin embargo había un problema con Minho, para que una pareja pudiese atarse mutuamente los dos debían de estar de acuerdo, pero Taemin ya no estaba, no había forma de hacer que este lo aceptara. Es por eso que Minho tomo una decisión se ataría unilateralmente a Taemin, era consciente del riesgo que estaba tomando porque aunque la atadura unilateral funcionase, nada le aseguraba que obtendría el amor de Taemin fácilmente, pues el menor seguiría siendo un alma libre y en cada vida tendría su propio "destino".
Minho extendió la pintura de Taemin en el suelo, colocando hilos rojos atados alrededor de esta y algunas velas negras. Tenía la suerte de nunca haber perdido la pulsera que una vez le entregó el menor, derritió la cuenta y de allí obtuvo la sangre necesaria para el enlace. En el centro de la imagen de Taemin puso el dibujo de su dios, sobre este coloco la sangre de Taemin y unas gotas de la propia. Cerro sus ojos y comenzó a pedir por la unión diez veces, al abrir los ojos pudo ver como la imagen de su dios ya no se veía, todo el papel fue cubierto por la sangre, lo cual significaba que el pedido había sido aceptado y ahora faltaba el pago, una vida. Y sabía cuál daría... la suya, de cualquier forma ya que el enlace fue hecho, no le quedaba mucho tiempo, a partir de ese momento su vida dependía de la de Taemin, a partir de ese momento Minho pertenecía a Taemin.
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En un principio pensé en dejar la historia con el final trágico, pero después de pensarlo creo que puedo hacer algo mejor, entonces esta historia es la primera de una saga que he decidido titular como "Waiting For Us". Aproximadamente dos o tres historias más. Por favor esperen por ello.
Hare lo posible por empezarla esta semana (mientras corrijo esta historia y agrego detalles que me faltaron como el glosario y la relación de personajes), porque la próxima semana vuelvo a la escuela y ya no podre actualizar tanto como ahora.
Este es el final de la primera historia, gracias por su apoyo.
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Farewell My Love - ||2Min|| [WFU, L1]
FanfictionSaga: Waiting For Us, Libro 1. El príncipe Taemin ha crecido pensando que su vida no le pertenece, que todo lo que puede hacer es dejarse llevar por los demás y obedecer lo que su familia ha decidido para él. Pero ¿qué sucederá cuando una persona ap...