¿Me hace mal hombre disfrutar de tocar su piel cuando se supone que atienda sus heridas?
O tal vez me hace mal hombre distraerme mirando lo cremosos que son sus muslos, pálidos y humectados, suaves. O pensar en que me encantaría subir unos centímetros más, descubrir si su coño es igual de suave que el resto de ella, si le robo un suspiro al rozarlo. O tal vez incluso el disfrutar de haberla visto sonrojarse bajo mi toque, saber que le doy a su cuerpo aunque sea un poco del calor que ella me da a mi. Vamos, di que si, me hace mal hombre. Vale, lo digo yo por ti. Porque la realidad es que, en conjunto, todas esas cosas, me hacen mal hombre. Estoy aquí para cuidarla, atender a ella. No para ir babeando detrás de su carnoso y sensual cuerpo. No para desear invadir su cama y llenar de besos cada gramo de toda esa carne, de hacerla sonrojarse y suspirar como lo hizo con un simple toque.
Luego de salir del baño medio intento ayudar con la organización de la pijamada, pero mis planes se ven frustrados por una horda adolescente atacándome con preguntas y persiguiéndome a donde vaya, los chicos acribillandome con textos sobre donde coño está la casa, y la gracia que me da ver a Heaven corretear por toda la casa, despotricando sobre amigos como cucarachas o algo así. Al final, ella, Jaz y Caleb consiguen reunirlos a todos en la sala, a base de una seducción que incluía una tabla de fiambres, muchos recipientes con frituras, cerveza y una competencia por equipos en un videojuego. El equivalente del chupete, biberón y provechito para adolescente, al parecer, porque cualquiera diría que eran bebés amamantandose del néctar de la vida, igual de plácidos distribuidos por los sillones y sofás. Cuando todos ya están ahí y tranquilos, Heaven despide a Jaz, y lanza un suspiro, derrumbándose en el regazo de Caleb.
-Lo logramos-susurra y ambos asienten, estrechando sus ojos, como si hubieran conseguido una gran y misteriosa misión. Yo solo sonrío.
Luego de un rato los chicos me informan que finalmente encontraron la casa, y voy a abrirles.
-Joder ¿Que bestia viene con este palacio?-inquiere Jared cuando los tres entran al recibidor, y alzo mis cejas.
-¿Yo sería la bella?-inquiero y asiente, riendo.
-No, lo siento, ese papel está tomado-declara Harry, y extiende sus brazos hacia algo detrás de mi, que viene chillando. Veo a Heaven saltar y rodear su cuello, mientras él rodea su cintura, alzandola-¿Que le hicieron a mi princesa?-demanda y ella niega, sonriendo.
-Mejor pregunta que le hicieron al tio-contesta ella y él sonríe.
-Mi princesa vikinga-asiente y ella se ríe-Bueno, a Travis ya lo conoces, lo has visto en la banda-comienza y ellos se saludan, de forma calurosa también-Y este es Jared, que no te lo habías cruzado aun, pero va también.
-Un gusto-sonríe ella y él le devuelve el gesto.
-Igualmente, solo escuchamos cosas buenas de ti.
-Es todo cuestión de propaganda-le devuelve y nos reimos-Vengan, los chicos están alli-indica, y nos guía a la sala, donde un chillido femenino estalla. Las seis tías se levantan de un salto y abrazan, besuquean y manosean a Harry y a Travis, para finalmente acosar a Jared de forma similar a lo que hicieron conmigo. Los chicos se levantan también y le dan un saludo muy fraternal a los chicos, con abrazos, y las presentaciones a Jared, que se ve algo extrañado de su actitud tan calurosa, pero al final sonríe por eso. Supongo que me vi así también.
-Vale, lancen los gustos ahora, que llamaremos para pedir-reclama Caleb, móvil en mano.
-Hongos-chilla Blair.
-Queso azul-pide Ruger.
-Peperoni-sigue Celia.
-La de tomate y albahaca-tararea Vanessa, desde el regazo de Garret.
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Sistema de freno
RomanceKyler tiene un objetivo. Conseguir una beca deportiva. Michael le da esa oportunidad, todo está servido, lo único que falta...es sobrevivir a Haeven. Las cosas podrian no estar tan servidas como parecen.