Sistema de freno

El amor de mi vida

Naturalmente, Heaven no puede decirles a sus profesores que se vuelvan del viaje porque quiere hacer el amor conmigo, pero aun así, nuestra convesarción me da tanta paz. Hablamos, ella me cuenta de su dia, yo le repito lo loco que estoy por ella, y llegamos a un acuerdo. Cuando vuelva, si luego del tiempo separados aun estoy seguro de mi desición, entonces está de acuerdo. No sé si piensa que cambiaré de opinión, pero cada minuto sin ella solo la refuerza, porque de verdad me consume lo que siento y lo mucho que la necesito. Volverán el lunes temprano, y van derecho a clases, así que en realidad tengo que esperar hasta el lunes en la tarde. El sabado ya siento que me muero, y hago mucho ejercicio solo para distraerme de la necesidad de mi cuerpo. En la tarde voy a correr, planeando llegar, cenar, y esperar ansioso una llamada, o un mensaje de Heaven. Cuando vuelvo me doy una ducha, salgo, me pongo unos pantalones de pijama mientras miro el móvil, pero aun no hay nada. Bajo pensando si solo llamarla yo, y cuando doblo en la cocina doy un respingo al ver un cuerpo en la heladera.

-Derek-jadeo y me mira sobre el hombro.

-Eh-suelta, y parpadeo mirandolo.

-¿Que haces aquí? ¿No deberías estar en el viaje también?

-Estabamos, pero a alguien le pareció buen plan hacerles una broma a los profes. Les metió en la comida unos frutos toxicos, así que luego del almuerzo estaban todos con vomitos y fiebre, tuvimos que volvernos todos-suelta y parpadeo, muchas veces, hasta que cae la realidad.

-¿Las chicas?

-Sarah pasó por su casa a buscar más ropa y Ven debe estar desarmando la maleta, recién llegamos-contesta y salgo disparado. Corro escaleras arriba y cruzo nuestro pasillo en cuatro zancadas, abriendo de un golpe la puerta de Heaven.

-Esto ya es una mala costumbre-resopla en la puerta del baño, y todo mi cuerpo se afloja, soltando una tensión que me oprimía el pecho. Cierro detrás de mi y me lanzo a ella, rodeando su cintura de un golpe para tomar su boca con la mía, invadirla completa y sin filtro alguno.

-Dime que fuiste tú-pido, bajando mi cabeza a su cuello, metiendo mis manos debajo del sueter que trae-Dime que fuiste la que le dio eso a tus profesores nena, para volver a mí, y me derrito por ti-ronroneo mordisqueando su lobulo y suspira, apretando mis hombros.

-Fui yo-susurra y me arrojo de rodillas, subiendo el sueter y la camiseta para enterrar mi cabeza en su vientre, besar es hermosa piel con todo el hambre que siento. Abro sus jeans, y le doy mordidas humedas lo más abajo que puedo-Ky...¿Que haces?-balbucea, mientras bajo sus pantalones y tanga por sus piernas.

-Comerte-susurro, mordiendo en sus redondas caderas, lamiendo sus muslos desesperado.

-Ya, pero...¿Aquí? ¿Ahora?

-Aquí, ahora, ya-susurro, y entierro mi cabeza entre sus piernas, dandole una lamida a su clítoris que la hace jadear y tomar mi nuca.

-Cuanta urgencia-suspira y sonrío, lamiendo de nuevo con suavidad.

-Mucha nena, toda la urgencia del mundo-murmuro, llevando mis palmas a sus muslos, para usar mis pulgares en su coño, abriendo sus labios para mi. Le doy una lamida completa y ella suelta un suave gemido, metiendo sus dedos en mi cabello.

-Podríamos...al menos llegar a la cama-suspira con voz temblorosa, mientras rodeo su clítoris con mi lengua.

-¿Quieres la cama nena? Entonces vamos a la cama-susurro, usando mis manos para desatar sus cordones, manteniendo mi boca sobre ella-Tendrás lo que quieras nena, justo como lo quieras-murmuro, quitando sus zapatillas, y termino de quitar sus pantalones junto con la tanga. Me levanto y la alzo, con sus piernas a mi cintura, para llevarnos a la cama y derrumbarme en el centro sobre ella, que reclama mi boca, humeda de ella. Uso mis manos para arrastrar hacia arriba su sueter y camiseta, mientras sigo besando y mordiendo en sus labios, mandíbula y cuello, y ella toma mi cintura. Siento como cuela sus dedos en mi pantalón y me aparto, para quitar del todo su ropa, encontrando que no trae sujetador. No le doy tiempo a desvestirme también, y me lanzo a sus deliciosos pezones, escuchando un gimoteo de placer y queja, porque sigue tratando de bajar mis pantalones.