10. Postre sorpresa

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Cuando Zamas fusionado salió del baño, Zamas se encontraba junto a Black en la cocina, observando con interés lo que el otro hacía.

—¿Qué están haciendo? —preguntó la fusión mientras secaba su espesa cabellera con una toalla.

—Black está preparando un nuevo postre para que probemos esta noche —replicó Zamas.

—Se llama parfait —explicó Black—. Es una mezcla de cremas y frutos bastante popular entre los humanos. Vi carteles en algunas ciudades y se veía apetitoso, así que quise probar qué tal es.

—¿Vas a ponerle arándanos? —preguntó Zamas.

—Sí, en la siguiente capa.

La deidad los observó por un momento mientras Black mezclaba los ingredientes y Zamas observaba con atención, para luego retirarse a la sala de estar. Era una escena ciertamente adorable, aunque algo incómoda también. Si ambos tuvieran el valor de confesar sus sentimientos, podrían disfrutar de un momento así con mucha más satisfacción, lo que era frustrante de pensar. Deberían aprovechar la oportunidad que tenían enfrente. Todos deberían.
Cuando Black terminó, y dado que aún era temprano para cenar, los tres se sentaron en la sala a charlar y ver la TV juntos. El plan de Zamas fusionado era no intervenir demasiado en este pasado, pero tampoco podía quedarse ahí como un mero espectador, así que también hablaba e interactuaba con ellos. Además, si no lo hiciera, con más razón parecería que los estaba estudiando luego de esas reveladoras charlas que tuvo con ellos. No obstante, ni Zamas y Black parecían consternados ya al respecto; se veía que habían superado la sorpresa inicial. ¿Tal vez estarían meditando sobre su consejo de dar el primer paso? Era importante brindarles el espacio para ello. Con esa idea, la fusión se levantó y dijo que iría a la huerta que tenían a buscar algunas verduras para la cena porque se le antojaba una ensalada específica. Salió hacia la parcela que tenían a un lado de la cabaña y permaneció ahí un largo rato, paseando entre las plantas y árboles, con la esperanza de que disfrutaran de su ausencia. Quizá eso los relajaría para poder hacer algún movimiento: una palabra, una indirecta... Algo que conmoviera esa letargia en la que guardaban su amor.
Cuando volvió, ambos se encontraban ya preparando la cena.

—Oye, sí que desapareciste por un buen rato —mencionó Black, mientras cortaba unos vegetales—, ¿te perdiste ahí afuera?

—No... Me distraje un poco observando la huerta y el jardín. Siento como si hace tiempo no pasara por ahí. ¿Me perdí de algo?

—Black salió en las noticias nuevamente —contó Zamas.

—¡340 días seguidos! —clamó el falso saiyan, subiendo los brazos—. Soy la estrella de la humanidad.

Black reía en voz alta, orgulloso de su fama mundial, mientras Zamas fusionado dejó salir un ligero resoplido. Vaya provecho habían sacado de su tiempo a solas.
Nuevamente, una cena normal. Black hablaba emocionado sobre su entrenamiento con su contraparte y Zamas escuchaba con una sonrisa. Mientras, Zamas fusionado cenaba tranquilo, entretenido por los eventos. En parte, extrañaba un poco ser dos individuos para poder compartir mutuamente ese tipo de cosas.
Cuando terminaron de cenar, Black se dirigió a su alcoba; quería revisar algunos mapas para planificar su golpe de mañana.

—El postre pronto estará listo para comer; yo les avisaré —dijo antes de subir las escaleras.

Zamas se quedó en la sala viendo algo en la televisión, mientras la fusión se distraía un rato en la terraza, observando el firmamento y las primeras estrellas. No había perdido de vista su meta principal: recuperar su poder para poder regresar al futuro y disfrutar finalmente de su mundo perfecto. Bajó la mirada y acarició el Anillo del Tiempo, que aún llevaba en su mano. No tendría segundas posibilidades, así que debería hacer las cosas con especial cuidado. El tiempo era un factor clave y cada movimiento debía ser a consciencia, tanto por él como por los otros. Pero eso tampoco debía distraerlo de su meta secundaria.
Luego de un rato de reflexión, entró a la casa. Se acercó al lugar donde Zamas se encontraba y se sentó a su lado.

Oportunidad contra el DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora