16- Paola y Andy, Andy y Paola.

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Una tiempo desde el casi beso que quedó colgado en un amanecer.

El día comenzó con un cielo nublado, el invierno no tardó en llegar, trayendo con sigo el clima frío, nubarrones grises y la constante alerta de la lluvia inminente.

—Pá, no me podrán prestar uno de los autos para pasar a buscar a Andy mañana, tiene el suyo roto.

—¿Qué hay entre ustedes?

—Somos amigas.

—Hija a papá no, veo como la miras.

—Me gusta —suelto en un suspiro— pero a ella le gusta alguien más.

—hm, ya veo el problema.

—Carolina entra al comedor abrazándome fuerte— ¿Qué pasa mami?

—¿No puedo abrazar a mi hija acaso?

—No es eso, pero... —la observo con los ojos entrecerrados— estás celosa —sonrío divertida.

—¿De quién? ¿De Laura?

—Yo no di nombres.

—Hija tengo casi 50 años, como voy a estar celosa de que esa, se te acerque, este pendiente de ti, sea atenta... —comienza a revolver el café tan rápido que se vuelca de su taza 

—Mamá —la tomo la mano— mamá —ella no me mira— mami —me acerco y la abrazo dándole unos besos por la mejilla y la frente, hasta que Carolina comienza a reír— eres mi mamá, tú lo eres, ella es mi jefa y si bien ahora nos llevamos mejor gracias a Dios —me percinó— nadie va a ocupar tu lugar, porque sos mi mamá ¿Estamos de acuerdo?

—Sí —haciendo puchero.

Siempre se ha sentido temerosa de que si algun día aparece mi padre biológico, ella, ellos puedan perderme. Pero eso jamás va a pasar, porque aunque aparezca yo no sacaré  a los Herrera de mi vida.

—Le pregunté a papá si me prestan uno se los autos para pasar a buscar a Andy, ya que tiene el suyo roto.

—Alex mira a su esposa— ¿Qué hay entre ustedes?

—Otra vez la misma pregunta, nada solo somos amigas.

—Y la tensión sexual que tiene, se debe ¿a qué? Te voy a decir algo —Alex intenta Interrumpirla— cállate. Me agrada más que Clara, listo lo dije.

—Carolinaaaa.

—¿Qué? ¿A vos te parece como se portó con nuestra hija cuando fueron a Brasil? A mi no me parece.

—A mi también me agrada más Andy —dice Catalina trayendo el café caliente.

—Bueno al parecer a todos les desagradaba Clara.

—Yo jamás te lo escondí —agrega Catalina.

—En fin Pao, llévate mi auto que al a de tu padre hay que cargarlo de combustible.

Día siguente

Tomo el BMW de Alex y salgo temprano a buscar a Andy, ella está maravillada de subirse a este auto de alta gama, cuando ella tiene un humilde fiat 147 spazio, no se queja de su auto, pero es una gran diferencia en comodidad.

Llegamos al turno en el hotel y antes de las 9 am, ya hay un chico preguntando por Andy.

—Disculpa Andy ¿Dónde está?

—Fue al baño.

—La quería invitar a cenar ¿Me das su número?

—Perdón pero no te conozco y no sé si ella quiera que te de su número.

Buscando la felicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora