18- Otra vez en casa

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Gabriel se fue por cinco días, en los cuales Lorenzo estuvo metido prácticamente en casa de ellos, pasaba a diario a ver a Laura y compartir alguna comida con ella, hasta la ayudaba a hacer de comer.

—¿Alguna vez te has imaginado que hubiese pasado si te quedabas conmigo? —pregunta él.

—Hubiese liderado el club de las amantes, e ideado con las demás amantes un plan para que se te cayera el pito —ella ríe dándole la espalda—. Vamos Lorenzo nunca has sido de una sola mujer, la monogamia no es lo tuyo.

—Eso no lo sabes Laura, si solo salimos unos meses y te fui totalmente fiel en ese tiempo. La que me cambió cuando conoció a mi hermanito fuiste vos, de haberlo sabido jamás los hubiese presentado.

—Lolo, no hablas en serio, aparte vos y Gaby son muy unidos. Una cosa más, nosotros terminamos y a los tres meses empezamos a salir con Gabriel, no es que te fui infiel.

—Pero ahí no más se pusieron de novios Laura —dice el ofuscado— yo te lo pedí por más de cuatro meses y tus respuestas siempre eran no.

—Bueno Lolo, sobre el pasado no puede hacerse nada. Aparte soy tu cuñada y somos buenos amigos —amigos una palabra que odia cuando sale de la boca de Laura.

—Afirma su espalda, pegándose a Laura y le respiró muy fuerte en su oído— Podría haberte dado todo Laura, todo, hasta hijos que podríamos haber tenido juntos y jamás hubieses sufrido lo que pasó con Gabriel, que bajo su cuidado se llevaron a Luz.

—Eso no fue su culpa —se da vuelta con el cuchillo en la mano, para señalarlo— me podría haber pasado a mí, aparte tu papá fue quien ideo todo, él lo tenía planeado y lo sabes muy Lorenzo.

—Lo sé, pero el saberlo no nos devuelve a Luz —el comentario cala profundo en Laura y él se encarga de alimentar el lobo del reencor que ella había estado matando de hambre, ahora le ha lanzado una jugosa chuleta— y lo sabes muy Laura —se aparta de ella tomando una uva del frutero, para metersela a la boca.

—Hola hermanito —dic Gabriel con un fingiendo gesto de alegría de verlo— ¿Qué hacés acá?

—Vine a ver a mi cuñada, la dejas sola por irte de viaje de negocios.

—Si ella corriera peligro no me iría Lorenzo —el clima se torna tenso y ellos se miran con odio.

—Bueno la comida va a estar en un rato más, amor —Laura abraza a Gabriel por el cuello y le da un largo beso— ¿Queres irte a bañar y luego bajar a comer?

—Claro mi amor —él le da otro largo beso del cual Lorenzo aparta la mirada, con un claro gesto de molestia en su rostro— ¿Lolo te quedas a comer?

—Claro, para eso vine.

—Voy y me doy una ducha rápida.

—Anda tranquilo Gaby, yo te la cuido a Lala, conmigo nada va a pasarle.

Ambos hermanos siempre han estado enfrentados por la misma mujer, con una fingida tregua cuando ella está cerca, o sus padres.

El almuerzo se lleva en una silenciosa guerra de miradas, Laura se sienta frente a Lorenzo y Gabriel a su lado en la cabecera de la mesa, hablan de las "cafeteras" brasileras, las mejores del mercado, hasta trajo folletos que Lorenzo también vio.

—Vi que tu nueva empleada, la lesbiana, se parece mucho a Laura, me pregunto si así luciría Luz a su edad —golpe bajo.

—Gabriel intercambia una mirada con Laura y ella le toma la mano— Quizás, se parecen tanto que hasta podría ser ella —ríe analizando su reacción— Una lástima que no lo sea —le da un trago a la copa de vino tranquilamente— Lala, la comida estuvo deliciosa, me temo que voy a retirarme tengo que atender unos negocios. Espero verlos hermanito —le da una palmada a Gabriel en la espalda— ¿Me acompañas a la puerta Lala?

Buscando la felicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora