12- La diferencia entre las dos

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—Hola —beso Clara por inercia y costumbre— no pude ver el teléfono antes ¿Resolviste el problema que tuviste en el hotel?

—Sí.

—¿Era de verdad tan grave? Porque tiendes a exagerar las cosas.

—No sé dímelo tú —le digo mientras Clara se sienta a almorzar y revisa su teléfono— me acusaron de ladrona, encontraron lo robado en mi mochila, la dueña del hotel me da una bofetada, luego por las cámaras vieron quien había sido en realidad. Mi madre quería matar a Laura y tuve que convencerla luego de que me dejará seguir trabajando en el hotel —le cuento y Clara sigue con la vista fija en el teléfono.

—Aja, pero lo resolvieron, osea sigues trabajando y tu madre no mató a nadie, entonces no era tan grave como lo decías en los mensajes.

—Me muerdo el labio inferior— No has tenido tiempo de revisar el teléfono antes pero puedes hacerlo cuando estás conmigo, que hace dos días que prácticamente no nos vemos.

—¿Vas a empezar? —se levanta sin terminar de comer y guarda lo que sobra en la heladera— ni comer tranquila puedo, que me haces un planteo y problema

—No estoy empezando nada —la sigo a la cocina— ¿No podemos hablar sin que despegues la vista del teléfono?

—Me voy a bañar mejor, y dormir que me hace falta.

—Mi madre te vió mientras ella subía y tu bajabas, pero aquí no estabas ¿Dónde estabas?

—Subi y a buscar algo que me olvidé.

—¿Y porqué no te ví?

—Porque me lo olvidé en lo de Fátima.

—Suspiro fuerte— Vuelvo en un rato —cierro de un portazo.

15:32
¿Estás en tu casa?

15:32
Hola Pao

¿Queres venir?

15:33
Estoy a una cuadra

—Tocó la puerta de su casa— Eso si fue... ¿Pao que pasó? —me encontró llorando.

—¿Para ti exageré con lo que pasó en el hotel?

—¿De que hablas? —me abraza fuerte— pasa y hablamos bien ¿Querés un vaso de agua? —Ella asiente. Nos sentamos frente a frente en el sillón— Ahora contáme, que pasa, porqué estás así.

—Entre el sollozo, tomo aire varias veces y luego de secarme las lágrimas puedo hablar— Hoy llegó Clara y me preguntó si lo que pasó en el hotel había sido tan grave, porque soy una exagerada —Andy comenzó a enojarse— le conté y si al final todo tuvo solución, pero... quizás si exageré.

—O quizás tu novia es una pelotuda —dice y aparta la mirada— aguantas un trabajo, donde te tratan mal porque la paga es buena, para financiarle a esa desagradecida de mierda un curso que se le antojó tomar, llegas cansada y le cocinas, le compras flores que deja podrirse en un florero y cuándo la llevas de vacaciones... ¿Porqué seguís con ella Pao? Perdón sé que...

—Tenes razón, hace rato que Clara me está dando las señales claras de que ya no me ama y mi amor no alcanza para las dos.

—Pao —me toma de las manos— vales mucho más, muchísimo más que todo lo que te hace sufrir, que todo lo que le soportas. Si estuviese en su lugar... vení acostate —recuesto la cabeza entre sus piernas, mientras Andy me acaricia la cabeza— ¿Cómo te sentis de tu dolor de estómago?

Buscando la felicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora