3- Demasiado para un día.

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Voy camino al comedor de los empleados y me preparo un café, doy un trago y suspiro largamente, lo necesitaba mucho. Están unas chicas que son mucamas nuevas, hablamos un ratito y ellas ya me ubican como la desgraciada que le cae mal a la dueña.

Todas charlamos cosas del trabajo, menos una que por el parecido deber la hija de la rata de María, tiene unos aires de grandeza, al mirarnos con cierta soberbia por encima del hombro me doy cuenta que puede ser ella. Hace un comentario y termino de confirmarlo.

—Deberian apurarse en desayunar, a la señora Gabaldon le gusta que trabajen, no que estén perdiendo el tiempo, para eso nos paga —hace una mala cara— lo sé, por que mi madre es su mejor amiga.

Marca territorio y las chicas desaparecen, si hubiese sido más astuta no habría revelado esa información, pero ahora que se expuso sé de quien cuidarme. Genial a la rata no le bastaba con trabajar ella aquí, sino que también metió a su cría y pensado en la mierda...

—Hija ¿Hace cuento que está esta desayunando?

—Lleva 15min mami.

—La señora Gabaldon —voltea a mirarme— me dijo que tenías 13min osea que llevas dos minutos de más acá.

—El señor Gabaldon me autorizó a desayunar los 30 min que me corresponden.

—Escuchame bien mosquita muerta, acá la que tiene la última palabra es Laura y si ella me dice que tenés 13 min, tenés 13 min volvé a tu puesto de trabajo ya.

Me muerdo los labios, tiro más de media taza de café, la lavo y guardo, pasandoles por al lado.

—Hay olor a zorra ¿No crees hija? No la soporto todos los hombres de acá están encantados con ella, ni siquiera se baña para venir a trabajar voy a hacer que la pongan de patitas en la calle. Anda hija, volvé a trabajar yo me encargo.

—Si siente fuerte el aroma, será... —me doy vuelta quedando cara a cara— porque lo lleva encima.

—¿Qué dijiste? Igualada.

—La única que no se baña acá sos vos y anda apestando todo con su olor, vieja rancia —lo pensé y dije en voz alta, la falta de sueño y cansancio me están afectando.

Me da una bofetada, que aparte de darme vuelta la cara me pone bien cabreada.

—Hija de puta —Le devuelvo el golpe, dándole un empujón, me tiro arriba de ella no voy a dejar que nadie me levante la mano y menos ella. En eso siento que me jalan fuerte del brazo y me separan de María.

—¿Quien te crees que sos idiota, para golpearla asi? Maria ¿estás bien? Mira como como te dejo esta —la abraza, ya que la actriz Hollywoodense lloraba mucho, ni que le hubiese pegado tan fuerte.

—Señora Gabaldon la que empezo todo fue ella, yo solo me defendi ni ella ni nadie me va a poner un dedo encima. Mire como dejo la cara.

—Jodete, te lo debes de haber buscado, porque tenes toda la pinta de ser una salvaje. Estas suspendida 3 días desde hoy y la proxima estás afuera ¡¿me escuchaste?! —me quedo callada— Dije si me ¿escuchaste? A ella no le volves a tocar un pelo —Me toma fuerte del mentón para que la mirará a los ojos y en ese momento sentí algo inexplicable, pero ella también ya que se quedo congelada un momento, luego me suelto de su agarre.

—¡Sí! !La escuche! —Me doy media vuelta y salgo llorando de ahi, voy hasta la recepción, tomo mi mochila apurada.

—Pao ¿Estás bien? —me pregunta Sofi, al verme tan conmocionada.

—Me suspendió 3 días —guardo mi teléfono y unos apuntes que lleve para darles una mirada— después te cuento Sofí —salgo limpiandome las lágrimas y me topo en mi desesperada huida con el señor Gabriel Gabaldon.

Buscando la felicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora