Capitulo 1

3.4K 96 32
                                    


La brisa del campo siempre le traía buenos recuerdos, las tardes con su padre y sus hermanas aprendiendo a montar, los domingos en los que Doña Gabriela se tomaba horas riendo y conservando con ella. Cada metro de los predios pertenecientes a su familia tenían una historia que contar y los que no, de igual manera lo hacían. No pudo evitar parar su caballo, justo frente al cercado que dividía la Hacienda Elizondo y la Hacienda Reyes, hace tiempo que por orden de su madre se había instalado nuevamente, ese simple cercado que había sido el causante de la historia entre ella y Franco Reyes, evitaba siempre caer en la nostalgia que acompañaba ese lugar, así que solo lo observó unos segundos y siguió su camino.

Desde hacía 2 años se había convertido en la dueña mayoritaria de la Hacienda Elizondo, administraba todo lo relacionado a las finanzas y mantenimiento de esta, claramente aún su madre conservaba una parte pero está se lo dejaba todo en manos de Fernando, lo cual no le agrado en un principio pero desde que este se encontraba de viaje junto a Gabriela todo era paz para Sara. Norma y Jimena conservaban aún una parte mínima por herencia pero no sé involucraban en nada con respecto a la Hacienda.

Muchas cosas habían cambiado y ella también lo había hecho, siempre había sido una mujer de carácter fuerte y era algo que le había servido en el transcurso de su vida para ganarse el respeto de las personas a su alrededor, eso lo había heredado de su madre y para ser sincera le asustaba mucho el hecho de estar convirtiendose en ella.

" Algún día despertarás y te darás cuenta que te volviste alguien peor que mamá"

Esas palabras aún seguían en su cabeza, desde la última vez que peleó con Jimena.

.
.
.

- Sara mi niña!!!- La voz de su abuelo la hizo salir de sus pensamientos- Te esperamos para almorzar- El paso del tiempo no afectaba a Don Martin en lo absoluto, seguía con la fuerza de un roble - Dominga ya tiene todo en la mesa.

Con la ayuda de uno de los peones, se bajó de su caballo y se dirigió a darle un pequeño beso a su abuelo.

-Estaba dando un paseo por los alrededores abuelo- Él le contesto con una sonrisa.

Ambos entraron directamente a la mesa, la cuál solo tenía alistados dos lugares y un pequeño plato para el pequeño invitado que pocas veces se unía a sus almuerzos.

-Pero mira quién ya está listo para almorzar- Don Martin le sonreía y aplaudía para llamar la atención del pequeño niño que parecía un poco molesto por haberlo despertado de su siesta.

-Hola mi amor!!!- Sarita estiró sus brazos para tomar al pequeño, quien en cuanto la vio se lanzó sobre ella.

- El niño Andrés no despertaba así que tuve que hacerlo yo Señorita Sarita- Dominga le entregaba junto con el niño, su manta- Sabe que si se tratara de él se queda a dormir todo el día.

Sarita le dió las gracias y se encargó de terminar de despertar a Andrés, el pequeño amaba a su madre para tener solo 1 año, era sumamente atento y dulce, le recordaba un poco a Juan David cuando tenía la misma edad, siempre había sido muy buena con los niños por lo que con su hijo no era la excepción.

Andrés era muy parecido a ella, había heredado un poco sus pecas y casi el mismo tono de su cabello solo que un poco más oscuro pero en su personalidad podía encontrar encontrar a Franco en cada momento y eso le parecía algo maravilloso, siempre había admirado su forma de ser y su pensar, esa había sido una de las muchas razones por las cuales se había enamorado de él.

.
.
.
.
.

-Ya llegó!!! - Los gritos de Quintina podrían oírse en toda la casa- Don Franquito, está aquí!!!

Siempre seras tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora