Capitulo 24

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Rafael pasaba las manos por su cabeza mientras veía a Fernando escoltado por algunos policías, la estación no era un lugar que le gustará visitar mucho, trataba que sus labores en San Marcos lo limitaran solo al buen estado del pueblo y su funcionamiento.

En el momento en que fue informado del incidente, se preocupo por Leandro, el hecho de pensar que podría haberle sucedido algo lo volvió loco y solo se calmo cuando pudo corroborar por él mismo que no era así. Por eso entendía a Óscar y Franco a la perfección, estar pensando que la personas que amas podría estar en peligro sacaba lo peor de cualquiera.

El haber visto a Óscar buscar a Jimena entre las personas de la multitud y no descansar hasta verla bien mientras que Franco solo quería sacar a Sarita y alejarla de Fernando, habían terminado en golpes pero en todo momento él solo pensó en la seguridad de Sarita.

Esa mujer era otro asunto, ella se encontraba alejada al igual que Fernando y eso también incluía a su familia.

Llevaba al menos una hora en la comisaría y ella parecía volverse loca, estaba en una silla desde casi una hora y el movimiento de su pierna que indicaba que estaba un poco abrumada.

Su amigo supo que era el mejor momento para hablar.

- ¿ Quieres café? - Paso cerca de ella quedándose a unos metros- Ayuda a calmar los nervios.

- Los míos solo se calmaran cuando este fuera de aquí y pueda ver a Andrés- Realmente esa era entre muchas, su mayor preocupación.

- Franco ya te dijo que está bien, está con Dominga- Quiso suavizar la situación- Y tu abuelo, saben cuidarlo muy bien.

-No me preocupa que esté con ellos- Habían cuidado de él muchísimas veces- Solo pienso en que estuvo completamente asustado con tanto alboroto, entre los disparos y los gritos, todo gracias a mi.

Rafael camino hasta la silla junto a ella y tomó asiento.

- No fue tu culpa, solo trataba de demostrar algo.

- Debí pensar en Andrés primero- Suspiro mientras pasaba sus manos por su rostro- Me concentre solo en hacer sufrir a Fernando.

En ese momento, recordó algo que había escuchado hace un rato.

Y claramente quería saber si era cierto.

- Escuché de fuentes muy secretas que te dicen" Sarita la pistolera"- Ambos rieron- Que aterrorizabas a todo San Marcos con tu escopeta, quien tratará de herir a tu familia merecía una visita tuya.

- Ha pasado mucho desde que alguien me dijo así, probablemente fue alguna de mis hermanas.

- Siendo sinceros te queda, le veo un poco de encantó al nombre.

El chiste había servido para alivianar un poco el ambiente, había temido que Sarita tomaría represalias contra él por hablar con Franco o decidiera ignorarlo pero no era así.

- No iba a hacerle daño- Habló con sinceridad- Si estaba molesta pero no sería capaz de matar a Fernando, no intencionalmente- Resaltando esa parte- Solo quería que supiera que no le tengo miedo.

No estaba de más decir que no era la forma más convencional para hacerlo, el no hubiera recurrido a tanto pero si parecía ser bastante efectiva por qué podía jurar que no olvidaría nunca la cara de susto de Fernando.

- Y me parece bien que lo hicieras solo que mientras estabas ahí, yo trataba de idear formas de poder sacarte del problema sin tantos daños.

- Gracias, por todo- Recostó su cabeza sobre su hombro.

- No hay de que pistolera- Su amistad era algo que funcionaba complementándose el uno con el otro.

- Y mira dónde termine- Miró la estación de policía- Seguramente Fernando está relatando en este momento detalle por detalle, todo lo que le hice- Era predecible.

Siempre seras tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora