Matar y Sobrevivir [Dueto Destructores #1]

38. Gabriel & Anabella

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GABRIEL

Camino enfurecido por alrededor de la mesa redonda improvisada de mi grupo, han pasado dos días desde que casi nos capturan en Colombia sin embargo lo que me tiene echando fuego es Sira.

Él es enigmático, extraño, sarcástico, tramposo y mi hermano. No compartimos un vínculo sanguíneo, pero sí uno de crianza, lo conozco desde que mis padres me abandonaron al igual que los suyos, desde entonces decidimos que estaríamos juntos.

No entiendo que pasó con él, pero me siento culpable porque de alguna manera yo ocasione que el actúe de esa manera. No le dije que vendría a hacer y se debió sentir traicionado, nuevamente abandonado.

Cuando lo vi hace unos meses después de que intento matar a Bell me sonrió y me dijo «Hermano, estoy aquí para hacer lo que hago siempre». Desde esa pequeña conversación no he vuelto a hablar con él, sin embargo, me lo topo en cada pelea que doy, quisiera creer que cubre mis espaldas, pero lo único que hace es intentar matar a mis compañeros y dejarme en la mierda.

Lo merezco por dejarlo a él en la mierda, supongo.

—No mereces nada de eso —me susurro Mila llegando por mi espalda, acariciando mi cabello como consuelo.

—No deberías estar entrando en mi mente, así como así —le reclamo.

—Recuerda que solo lo hago porque tú me lo permites, prácticamente me tienes obligada a oír lo que piensas —bingo, yo le di el acceso, eso también es mi culpa—. No te culpes, me encanta oír lo que piensas sobre mí.

Solo le sonrió y me alejo con cuidado de ella. A Mila no le afecta que me tome mi tiempo, he tratado de estar enfocado en esta nueva pelea, quiero mejores estrategias y por eso no he descansado en dos noches, casi siento que podría desmayarme del cansancio; pero Lucien interrumpe mi intención de hacerlo cuando entra al cuarto con su laptop luciendo mal, como si hubieran usado su cabello de trapero.

—¿Y a ti que te paso por encima? —pregunta Yionne con diversión.

—No he hecho nada más que vigilar el punto, no me critiques —Lucien se ha dedicado a ver que sucede en el punto donde ocurrirá la pelea, según para estar más alerta—. Pero no aparece nadie sospechoso, lo único malo en ese lugar es la carrera de autos ilegal.

—¿Cómo sabes que es ilegal? —pregunta Daniel sin despegar su vista de su celular.

—Desaparecen cada que oyen sirenas de policías —Lucien se sienta sobre una de las sillas.

—Ya veo —Daniel sigue en su celular moviendo sus dedos sin descanso, y trato de ignorarlo, pero el sonido de las teclas me desespera.

—¿Que mierdas haces ahí? —le pregunto al borde del malgenio.

—Seguramente está hablando con su novia —lo molesta Yionne.

—Cállate —le ordena Daniel—. Es Savannah, está insoportable.

—Tú visión sobre Savannah esta distorsionada, pero cuéntame que sucede con ella —le dice Yionne subiendo las piernas sobre la mesa.

—¿Alguna novedad con Riven? —pregunta Anabella al entrar en la habitación mientras se recoge su cabello con una liga—. Todo está bien con él ¿Verdad?

Daniel asiente y finalmente deja, o mejor dicho tira su celular sobre la mesa frente a él.

—En resumen, Savannah ha estado aburrida porque nada sucede, y me manda mil mensajes e imágenes de tu amigo con su novia siendo una pareja hormonal.