Capítulo 4

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El reloj que estaba en la pared de enfrente de mi mesa marcaba las 9 en punto, llevaba un tiempo haciendo unas cuantas fichas que me había mandado el psicólogo de la selección, Joaquín Valdés, para dárselas a los jugadores más adelante. 

Hoy cogíamos el avión hacia Sevilla para mañana jugar el primer partido de todo nuestro camino en la Eurocopa contra Suecia. 

Había estado observando a algunos jugadores durante el día de hoy, muchos de ellos se mostraban nerviosos, emocionados, inseguros... 

Como me quedaban relativamente dos fichas decidí dejarlas para luego e ir a dar una vuelta. 

Estaba caminando por los jardines escuchando Closer de Chainsmokers cuando sentí una pelota impactar contra mi cabeza. 

-Ostia, perdón Lara-Dijo Unai arrepentido- ¿Estás bien? 

Yo me empecé a reír. 

-¿Por qué siempre me tengo que comer todas las pelotas? -Dije indignada. 

-Pues si lo dices así suena un pelín mal- Dijo Ferran que acababa de acercarse hacia nosotros seguidos de unos cuantos futbolistas más. 

-Que malpensado-Dije mientras me acercaba para darle un golpe en el brazo- ¿Estabais en la piscina? 

-Sí-Dijo Eric. 

-¿Quieres venir? -Me preguntó Unai. 

-Mejor no, tengo que acabar unas cosas que me ha pedido Joaquín. 

-Vale, si te aburres puedes venir, estaremos por aquí todo el día. 

-Vale, chicos-Dije mientras me despedía de ellos con la mano-Hasta luego. 

Me había negado básicamente a ir a la piscina por mi cuerpo, ahora estaba mucho más delgada, pero las inseguridades seguían ahí. 

Me hace gracia cuando alguien se piensa que por adelgazar te volverás feliz y te empezarás a querer más a ti misma, eso es mentira, el problema sigue ahí porque no te has querido a ti misma. Simplemente, has bajado unos números en la báscula, pero en tu mente te sigues viendo igual de fea y gorda que antes. 

Sabía que me tenía que querer a mí misma, pero se me hacía una tarea tan difícil y tan pesada que muchas veces ni siquiera lo intentaba, siempre me rendía. 



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Acabábamos de acabar de comer, yo estaba en mi habitación intentando echarme una siesta mientras miraba la película de Barbie Moda Mágica en Paris. 

Me gustaba ver películas de mi infancia porque me recordaba a cuando era pequeña y me pasaba horas delante de la tele cantando, embobada, bailando, siendo feliz... 

Estaba a punto de empezar el desfile de Barbie, mi parte favorita de toda la película, cuando escuché como tocaban la puerta. 

Me levanté con pereza y un poco enfadada por la interrupción y fui a abrir la puerta, eran Pau y Pedri, cuando me di cuenta ya se habían colado dentro de la habitación y tenía a Pau mirando y rebuscando por toda la habitación y a Pedri tumbado en la cama. 

Wabi Sabi (Pedri González)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora