Capítulo 6

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Me despierto al notar los pequeños rayos de sol que se empiezan a colar por la ventana, intento levantarme, pero es entonces cuando noto unos brazos en mi cintura, los de Pedri.

El chico de ojos marrones con acento canario sigue durmiendo, se ve como un niño, dulce, tranquilo... No lo quiero despertar, por eso, decido quedarme a su lado mirándolo. 

Comparte el color marrón fuerte de sus ojos con su pelo corto, sus labios, color carmín junto a su sonrisa, una que te ilumina los días y la vida a la que acompañan dos pequeños hoyuelos con forma de semicírculo.

Noto como abre los ojos y sin tardar mucho, posa sus ojos sobre mí, no sé por qué siento unas ganas tan fuertes de besar sus labios, puede ser que sea por culpa de la fiesta de fuegos artificiales que está habiendo en cada célula de mi cuerpo.

Me levanto y aparto de seguida esos pensamientos, no debería sentirme así, es solo mi amigo y los amigos no se besan ni sienten deseo ni atracción de un modo romántico entre ellos, me lo sigo repitiendo para no cometer ningún error del que me pueda arrepentir.

 -Buenos días, Ratona- Me dice mientras se levanta de la cama y empieza a preparar lo que me imagino que será su ropa de hoy

 -Buenos días, Canario

. -Me gusta el apodo, eh, pero bueno, me voy a ir a duchar que tengo entreno a las 9.

 -Vale, yo voy a ir a preguntar qué pasa con mi habitación.

 -Ya sabes que cualquier cosa sigues teniendo esta cama a tu disposición.

 -Sí, muchas gracias por todo de verdad- Me acerco a él para darle un abrazo que me corresponde al segundo.

 -Ten un buen día-Me deja un beso en la mejilla y cierra la puerta de su habitación.

 El plan de dejar mis pensamientos de niña adolescente atrás se había quedado un poco borroso y en el pasado porque estaba sonriendo como una tonta, necesitaba centrarme, pasar una noche dormida abrazada a un futbolista, buenorro no significaba nada, era normal tener un poco de atracción, pero ya está, no me podía gustar.

 Ya en recepción le comenté el problema a una recepcionista, me dijo que mandaría a un técnico a mirar el problema durante el día de hoy, pero me dejo claro que la tarjeta no estaba desimantada.

 Estuve desayunando hasta que a las 10 de la mañana me dirigí hacia el despacho de Joaquín, el psicólogo, para trabajar un rato con él.

 Cuando acabamos decidimos ir a hablar con los jugadores, tanto Joaquín como yo coincidimos en que nos preocupaba el estado de Álvaro debido a las críticas que no tardaron en llegar después del último partido.

 Joaquín me dijo que me encargara de Álvaro, ya que conmigo tenía más confianza y se podría abrir más.

 -Ey, Álvaro-Le llamé, Álvaro se encontraba en los banquillos bebiendo agua, por eso, creí que sería el mejor momento para hablar con él.

-Dime, Larita-Dijo mientras se acercaba a mí. -A ver, he estado hablando con Joaquín y pensamos que te iría bien hablar con alguno de nosotros debido a las críticas injustas que te han estado llegando desde el partido.

 -Pues me iría bien, estoy bastante preocupado y en mi mente no paro de visualizar el fallo-Me dice mientras se sienta en el suelo apoyando su espalda en una pared gris, le copio. 

 -El fallo es totalmente normal, no porque seas un futbolista de alto nivel vas a tener que hacerlo todo perfecto.

 -Eso la gente no lo entiende, me exigen mucho. -Piensa, ¿Qué harían ellos en un partido?, porque critican mucho, pero a saber si ellos podrían hacerse las carreras que tú te echas y marcar los goles que también metes-Lo miro y él también me mira a mí- No todo lo haces perfecto porque eres persona, pero lo das todo, que eso es lo importante.

Wabi Sabi (Pedri González)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora