Huérfano

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Era extraño ver a un niño tan pequeñito como Peter, suspirar incontables veces antes de bajar del coche para dirigirse a su escuela. Sam Wilson lo veía hacer el mismo ritual todas las mañanas: el niño suspiraba como si se diera ánimos a sí mismo, y luego tomaba aquellas enormes gafas de montura negra que habían pertenecido a Tony. Se las colocaba, y bajaba su diminuta presencia que parecía pesar toneladas. Encorvado. Tratando de pasar desapercibido, para caminar lentamente a su destino, su salón de clases.

Todos estaban preocupados por el pequeño. Sam Wilson recuerda perfectamente aquella mañana en el comedor de la Torre Stark, un día después del secuestro de Tony, donde el niño les gritó a todos los vengadores que eran unos mentirosos por decirle que Tony había sido secuestrado. Peter les gritó con una amargura terrible, que Tony estaba muerto y que no podían cambiar eso.

Si bien, aquellas fueron palabras aterradoras, lo fue aún peor la actitud del infante a partir de entonces. Parecían estar viendo a un hombre viejo y herido por la vida, en lugar de un niño comenzando a vivir. Era confuso para todos y nadie tenía idea de cómo hablar con él. Pepper, la secretaria de Tony, estaba marchitándose lentamente con la situación: sin su jefe y con el hijo que este había dejado, que solo estaba sumido en una profunda depresión de la cual parecía no querer salir. La mujer no sabía qué hacer.

Sam suspiró profundamente una vez que vio al pequeño adentrarse al edificio, para luego poner en marcha el auto y volver a la Torre Stark. Ser el chófer del niño lo comenzaba a poner nervioso. Peter actuaba demasiado cauteloso alrededor de todos. Suponía que era normal, pues eran un montón de extraños invadiendo su hogar desde la desaparición de su padre. Sin embargo, Sam creía que había algo más.

Peter era un niño silencioso. Miraba a Sam y a Bucky con recelo. Huía de Wanda cuando esta estaba cerca. Taladraba con sus ojitos juzgadores a Natasha, y parecía odiar a Steve con toda su alma. Con los únicos que llevaba la fiesta en paz, era con el Coronel Rhodes, Happy y Pepper. Peter pasaba horas encerrado en su habitación y solo aparecía ocasionalmente para tomar sus comidas, solo si alguno de los antes mencionados estaba presente.

Los vengadores residian temporalmente en la Torre. Pepper los había llamado para que buscaran al hombre. Ninguno podía rechazar aquello pues Tony era uno de los principales benefactores del proyecto Vengadores, además de Reed Richards, Charles Xavier y otros tantos. Así que, las semanas habían pasado y esa era la rutina. Sam como chófer del niño y los demás, tratando de dar con el paradero de Stark.

Había una razón para que Sam tuviera aquel puesto. Él había tratado con soldados retirados para que estos se adaptaran a la sociedad nuevamente. El estrés post traumático y otros problemas psicológicos, no eran una novedad para él. No obstante, no tenía ninguna idea de cómo ayudar al hijo de Tony Stark. Peter era tan extraño como lo era su Padre.

***

Después de un mes de la desaparición de Tony Stark, los vengadores estaban a punto de dejar el asunto. Era como si la tierra se lo hubiera tragado. Cualquier misión en busca de pistas, siempre terminaba en... Nada. Era frustrante. Estaban persiguiendo fantasmas. Estaban persiguiendo a la nada.

Entonces, ocurrió un problema en un pequeño pueblo de Nuevo México con alguna clase de dioses. Todos estaban algo incrédulos pero, luego conocieron a Thor y a su hermano Loki. El dios del Trueno y el dios del Engaño. Ambos eran enormes. Es decir... Altos. Thor, musculoso, sonriente, con voz portentosa, era como ver a un enorme Golden Retriever. Loki era todo lo contrario: elegante, con una figura estilizada, como un gato muy huraño y aterradoramente atractivo. Aunque no parecía muy conveniente, llevaron a Loki cómo prisionero a la Torre Stark mientras Thor explicaba a los «midgardianos» lo que había sucedido. Una riña de familia al parecer.

Irondad//OneShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora