Peter y Johnny eran mejores amigos. Ambos tenían ocho años e iban en el mismo grado y aula. Esa mañana cuando Peter bajó del auto de su padre no se despidió ni de él ni de su pequeño hermano Harley.
Johnny hizo una extraña mueca cuando vio el semblante decaído de su amigo.
—¿Estás bien Peter?—preguntó el pequeño Johnny, aunque ya se hacía una idea de cual sería la respuesta.
Peter suspiró.
—Ya sabes. Papá se pone algo insoportable por Harley, Dice que debo cuidarlo por ser mi hermanito pero...
—Tu hermanito es un demonio, Peter.
—Díselo a papá—murmuró el castañito con derrota—. Él piensa que es un angelito.
Johnny realmente se sintió mal por su amigo. Él y su hermana no tenían padres, eran huérfanos, pero el novio de Susan había sido un tipo muy guay que los estaba ayudando demasiado, así que lo que debía ser una desgracia, había resultado en algo que les estaba haciendo bien. Por eso le molestaba que Peter estuviera triste. Peter tenía papá y en lugar de poder ser feliz por ello, solo pasaba tristezas o enojos.
—Bueno, entremos mejor a clase. Te sentirás mejor siendo el nerd que eres.
Peter soltó una risita antes se seguir a su amigo al interior del edificio.
***
La torre Stark era el hogar de Peter. Su padre solo tenía que subir al elevador e ir al piso correspondiente para hacer su trabajo. Era práctico y además, en el centro de Nueva York, por lo que todo estaba cerca. Sin embargo, a pesar de ello, Peter odiaba estar en casa los fines de semana. Al menos los otros días pasaba la mitad del tiempo en la escuela y haciendo tareas.
Era sábado y Peter se levantó completamente desganado. Para tener ocho años, parecía cargar con el peso de todo el mundo. Arrastró sus pies hasta la cocina, donde encontró a su padre y a Harley haciendo el desayuno.
—Buenos días, Pet—saludó Tony con entusiasmo.
Peter solo gruñó. Abrió el refrigerador, sacó un envase de jugo y buscó un vaso para servirse.
Tony sintió el impulso de regañarlo por casi ignorarlo, pero algo en el semblante de su hijo se lo impidió. Vio a Harley bajar de la silla en la que había estado encaramado, y él se volvió a seguir preparando los panqueques. Estaba concentrado en su tarea, cuando de pronto escuchó el ruido de algo caer y luego el grito de un rabioso Peter.
—¡HARLEY!
Tony se dio la vuelta y se encontró con la mirada aguada y asustada de su pequeño hijo, y a Peter a punto de darle un golpe.
—¡Peter Benjamin Stark!
Peter se giró hacia su padre. Su rostro estaba coloradito y sus mejillas infladas del enojo. El jugo estaba en el suelo y su playerita estaba completamente remojada por el mismo.
—¡Harley me ha tirado encima el jugo!—gruñó Peter.
—Cuida ese tono, muchachito—regañó Tony—. Y deja de culpar a tu hermanito de los accidentes que te suceden.
—¡No fue ningún accidente!—gritó Peter completamente frustrado—¡Eres un tonto, papá!
—¡Peter!
Peter no esperó por la reprimenda. Corrió de la cocina rumbo a su habitación.
—¡Peter Stark! ¡Ven aquí!
Tony fue inmediatamente tras Peter, dejando atrás a un pequeño Harley que sonreía por su travesura.
***