Steve siempre prometía volver de sus misiones.
Peter siempre esperaba a que su padre regresara a casa sano y salvo.
No importaba que el chico ya estuviera cercano a cumplir quince años. Él, tal cuál un pequeño cachorrito, siempre estaba feliz de ver a su papá nuevamente. Y no le importaba si alguien pensaba que era algo infantil. Él amaba a su papá y no dejaría de esperar por él.
Los vengadores amaban a ese adolescente tierno e inocente. Steve era muy afortunado de tener un hijo, aunque la madre hubiera desaparecido porque no quería la responsabilidad. Steve fue feliz de tener al chico en sus brazos todo el tiempo que podía.
Es por eso que Tony no sabe cómo dar la noticia. En ese trabajo que tienen, saben que siempre están en riesgo sin importar qué tan preparados estén.
Tony odia que Fury haya decidido que él era el mejor para dar una noticia de ese calibre. Steve fue asesinado en acción. ¿Cómo se supone que debía decirlo? ¿Alguien en el planeta realmente estaba listo para comunicar una pérdida como aquella?
Peter estaba sentado en el sillón del salón común en la torre de los vengadores. Tenía unos audífonos puestos y movía ligeramente su cabeza al ritmo de alguna canción mientras hacía sus tareas.
El chico estaba concentrado y Tony no quería interrumpirlo, pero lo que tenía que decir era apremiante.
Dio un suspiro y se sentó de manera vacilante al lado del menor.
Peter inmediatamente volvió su atención al castaño mayor y le sonrió ampliamente.
—Hola, Tony.
El genio también le sonrió levemente y lo miró con pesar.
Peter inmediatamente se puso alerta. Conocía a Tony bastante bien, el hombre era demasiado enérgico la mayoría del tiempo, pero está vez había algo diferente en él.
—¿Sucede algo? —preguntó con cautela, sus ojos de cervatillo atentos a cualquier gesto del mayor.
El corazón de Tony se apretó de manera angustiosa. No quería hacer esto. Fury era un maldito despiadado por dejarle esta tarea a él, el menos indicado de todo el grupo.
—Yo... Escucha, esto no es fácil de decir...
El ritmo cardíaco de Peter se aceleró inmediatamente, pero aún así no dijo nada. Esperó paciente a que Tony ordenara sus pensamientos. Sin embargo, lo que sucedió después lo dejó paralizado y con un hueco en el estómago.
La sonrisa de Tony se deformó y sus ojos picaron. No podía hacer esto.
—Lo siento mucho, chico.
Y entonces el genio lo abrazó fuertemente.
Peter no necesitaba ser un genio para saber lo que ocurría. Su pecho dolió como si algo hubiera sido roto dentro de él. Sus manos temblaron mientras comenzaba a llorar y se aferraba a la camiseta del castaño.
—Lo siento, Peter. Yo...
Peter enterró su rostro en el pecho del genio y solo negó. No quería escucharlo. No aún. No estaba listo para oír que su papá no volvería.
¿Cómo si quiera había ocurrido eso? Steve siempre era cuidadoso. Era un gran estratega y a menudo tenía misiones en solitario, al igual que los otros vengadores. Él nunca había fallado a sus promesas. ¿Cómo es que de pronto había fallado a lo más importante?
Entonces el elevador se abrió. Natasha y Clint se encontraron con la triste escena de Tony acurrucando al pequeño Peter. Al adolescente con ojos de cachorro que seguía pareciendo un niño. No iban a mentir diciendo que la perdida de su líder no los había tomado por sorpresa. ¿quién lo haría? Ni siquiera podían procesarlo todavía.