Peter, no.

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Peter parker solo tenía ocho años y era evidente que era un soñador. Era un niño prodigio que realmente evitaba parecerlo y mantenía un perfil bajo porque no quería que lo separan de sus tíos, pues sabía que si alguien se enteraba de que poseía un enorme cerebro, tal vez lo buscarían para esos programas para genios. Pero, todo eso no evitaba que soñara. 

Tony Stark era uno de sus ídolos. Peter pensaba mucho en él. Tenía mucha fijación por sus inventos y por su persona. A su corta edad le era fascinante cada cosa que escuchaba de Tony, jamás creyó las notas "amarillistas" sobre él, Peter siempre creyó que el hombre era muchísimo más de lo que pudieran decir los medios.

Fue así que en algún punto, Peter se había preguntado qué tan solitaria sería la vida de Tony Stark. Claro, era un genio, millonario, filantropo y muchas cosas más, lo cual significaba que la mayor parte del tiempo estaba rodeado de personas influyentes y otras no tanto, pero había un detalle que Peter siempre había notado. Y es que, Tony Stark no tenía familia. 

Peter no se imaginaba sin su tía May. Haber perdido al tío Ben fue un golpe demasiado duro, pero ni aún así Peter se quedó solo. Así que, pensar en el Señor Stark completamente solo en una de sus mansiones hacía que el corazoncito de Peter se estrujara. Fue por eso que una loca idea se coló en su mentecita de niño genio.

—Tía, May.

—¿Sí, Peter?

—¿Crees que podríamos viajar a Malibú para acción de gracias?

El cucharon con el que la mujer revolvía la cena calló con estrépito al suelo. Masculló algo en voz baja, juntó el cucharon y luego se giró hacia su sobrino.

—¿Por qué lo preguntas?—preguntó May con curiosidad.

Peter dejó sus colores de lado y soltó un profundo suspiro. 

—Es una tontería—musitó el pequeño cabizbajo.

May suspiró. La cena técnicamente estaba lista, así que apagó el piloto de la estufa y se acercó a su pequeño. Acarició su cabellito castaño y sonrió.

—Vamos, querido, cuéntale a tu tía lo que sucede.

Peter miró con ojos de cachorrito triste a su tía. 

—Las fiestas son para pasarse en familia, ¿verdad?

—Así es—respondió ella con paciencia.

—Nadie debiera estar solo en estas fechas—Peter hizo una pequeña pausa, sintiendo el nerviosismo revolverse en su pecho, mientras jugueteaba un poco con sus deditos—. ¿Crees... crees... que el señor Stark... esté con alguien ese día?

May se quedó con la boca abierta, asombrada de su pequeño. Peter tenía un corazón puro, quizás demasiado. Por un segundo se sintió tentada de reírse, pero sabía que el niño no lo tomaría bien, cualquier tema de Tony Stark parecía ser siempre muy personal para él. 

—Cariño—comenzó May de manera cautelosa—, el señor Stark seguramente está muy ocupado incluso en esas fiestas. O quizás el organice la suya a lo grande.

Peter hizo un pequeño pucherito y suspiró.

—¿Y si lo invitamos a aquí con nosotros?—intentó nuevamente el menor.

May quiso decirle que sería una perdida de tiempo, que Tony Stark no tendría tiempo para revisar su correo o atender llamadas que no fueran de su importancia, pero vamos, era su niño el que estaba proponiendo aquello. Tal vez debía dejarlo intentar.

—De acuerdo—los ojitos de Peter brillaron con una enorme emoción—. ¿Por qué no le mandas una invitación, una carta? Así probaremos suerte. ¿Qué dices?

Irondad//OneShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora