Tóxico

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Tony estaba sentado en el sofá de la sala mirando fijamente el ascensor como si este pudiera darle las respuestas que buscaba. Continuamente miraba el reloj en su muñeca, y luego volvía a su posición inicial.

Eran pasadas de las 4 AM cuando el ascensor sonó y las puertas se abrieron.

Peter entró al penthouse, con la capucha de su chaqueta puesta y sin percatarse de que alguien le esperaba.

-Peter.

El joven se detuvo abruptamente. Su espalda se tensó y su corazón se aceleró. No se suponía que su papá estaría ahí. Tony debería estar al otro lado del mundo liderando con problemas en su empresa.

-¿Dónde estabas?

Peter giró levemente su cabeza para poder ver a su padre por sobre su hombro.

-Por ahí... Ya sabes... Salvando al indefenso y...

-Mírame cuando me hables-ordenó el genio con un tono serio.

Peter soltó un suspiro al tiempo que dejaba caer sus hombros y se daba la vuelta.

-Quítate el gorro.

Peter no hizo ningún movimiento por varios minutos en los que el silencio se volvió cada vez más incómodo.

Tony, conocido por su poca paciencia, se puso de pie y fue directo a Peter para sacarle el gorro de su sudadera. Se estremeció ligeramente al descubrir un labio partido y un ojo con un horrible morado alrededor.

-¿Qué te pasó?

-Nada... Estaba...

-No te atrevas a mentirme-masculló Tony-. Sé que como Spiderman los accidentes ocurren, pero sé que normalmente tienes más cuidado. Ahora dime, ¿Qué pasó?

Peter suspiró y bajó su mirada.

-Felicia...

-Agh, no Peter-Tony se llevó una mano al puente de su nariz, el cual apretó-. Nada está bien cuando comienzas con ese nombre.

-Pero papá...

-No-dijo Tony con dureza-. Te prohibí andar tras esa mujer... Cómo mil veces... Maldita sea, Peter-Tony se acercó a su mini bar y se sirvió algo del primer vino que encontró en una copa.

Peter pasó saliva con nerviosismo. Nada salía bien cuando su padre bebía. Significaba que algo iba terriblemente mal y que era su culpa. Por lo general siempre era su culpa.

-Ella solo te usa, Peter.

-Ella me necesita-dijo Peter con terquedad, más para tener un argumento antes de aceptar que su padre tenía razón.

Felicia Hardy no era exactamente el tipo de chica convencional. Ella era problemática, con un pasado oscuro, un presente caótico y un futuro incierto. Peter se había visto envuelto por ella en un asalto a un banco, donde su trabajo había sido detenerla. Astutamente ella le había jugado en contra, casi seduciendolo y luego huyendo sin problema de la escena. Peter debía aceptar que al principio sintió una ligera obsesión, pues en todos sus años como Spiderman, nunca nadie lo había dejado como a un verdadero idiota.

Felicia ganó una y otra vez. Hasta que finalmente tuvieron un encuentro fuera de acción, donde ella simplemente se acercó a él en son de paz. Peter trató por todos los medios a su alcance, sacarla de la vida de maleante que llevaba, y aunque por un momento lo logró, ella parecía no querer o poder salir de ahí. He ahí la razón por la que su padre comenzó a preocuparse demasiado, pues en el mundo de los héroes, todo salía a la luz demasiado rápido. Y el hecho de que su padre sea el hombre más inteligente del mundo no tenía nada que ver.

-¿Qué fue esta vez?-cuestionó el genio, sirviendose otro trago.

Peter sabía que no tenía caso tratar de mentir.

-Ella... Ella me engañó y me llevó a un lugar para intercambiarme con una diosa por un artefacto mágico...

Tony suspiró ruidosamente, apretando con su mano libre la orilla de la barra de su mini bar.

-¿Te das cuenta...?

-¡Sí, papá! ¡Lo sé!-gritó Peter de pronto.

Tony miró con sorpresa a su hijo, al cual se le humedecieron los ojos.

-¡Ya sé que ella me engañó! No es la primera vez que lo hace pero... Pero por Dios que yo me enamoré de ella-masculló Peter, sintiéndose impotente.

Tony sintió su cuerpo caer en un oscuro y profundo poso ante aquella confesión.

Peter siguió hablando.

-Dijo que yo era bueno para ella... Y le creí... Hice todo por tal de que no terminara en la cárcel como su tío... Y después simplemente me deja... Solo prometió al vacío que cambiaría y yo le creí... Le creí, papá... Ya sé que soy un idiota... No tienes que mirarme de esa manera cada vez que me meto en un problema por una decisión que yo tomé.

Tony se quedó de piedra. Había tanta intensidad, tantas emociones en las palabras de su hijo que no supo cómo reaccionar. En algún momento de todos esos meses él descuidó a su hijo y no se dió cuenta de la relación tan tóxica en la que se estaba metiendo. Su pequeño estaba siendo destruido por la mujer que amaba y no parecía importarle.

Tony se acercó al menor y lo abrazó con fuerza. Peter devolvió el gesto y simplemente se quedó ahí, dejado que su padre lo sostuviera. Siguió derramando silenciosas lágrimas que mojaron la camisa del genio, pero este no le tomó importancia. Su hijo lo necesitaba.

-Todo estará bien-su pequeño, en realidad "no tan pequeño" tenía el corazón roto-. Lo vamos a solucionar, ¿De acuerdo? Solo... Tomaremos un tiempo y... Juntos haremos esto.

Peter asintió.

-Perdón, papá.

-No, no. Está bien... Yo debí entenderte mejor en lugar de molestarme contigo.

Ambos permanecieron un poco más abrazados, hasta que Peter fue el primero en separarse.

Tony sonrió a su hijo y le acarició el cabello.

-Ve a bañarte... Pediré la cena.

-Ok.

-... Y la próxima que tengas un problema, por favor avísame.

Peter sonrió un poco.

-Esta bien, papá.

Tony vio a su hijo alejarse. Llevó su mano derecha a tu reactor y suspiró. ¿Quién diría que el hombre inexperto en el cuidado de niños ahora tenía a todo un joven hijo al cual adoraba con su vida? Su hijo era lo más preciado que tenía, y daría su vida y el mundo entero por tal de que él estuviera bien.

Fin.

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Dedicado a: LuisMarioCamacho
Sé que una historia más corta de lo normal... Pero no conozco nada de Felicia xD investigué un poco para tener la idea... Pero como en realidad no sé del personaje pues... Bueno... El resultado fue este... Igual espero te haya gustado... :) Saludos.

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