Peter era un pequeñito de cuatro años que apenas comenzaba a descubrir el mundo. Sus ojitos curiosos siempre estaban atentos a todo su entorno, dentro o fuera de la torre Stark. Tony siempre lo dejaba hacer cuanto quisiera, pues pensaba que eso lo ayudaría a desarrollar aun más su creatividad. Y Stephanie, ella SIEMPRE cuidaba de ambos castaños, pues era un peligro para la sociedad descuidarlos un segundo.
Así que, Peter ya tenía un año en el jardín de niños y sus ocurrencias se volvían más frecuentes con el paso de los días y conforme más aprendía. Era por eso que ahora estaban todos en uno de los jardines de la torre Stark, celebrando su cumpleaños número cinco, en el cual, curiosamente había pedido que fuera de una temática muy mexicana. Tony como el padre consentidor que era, había accedido al instante a la petición de su primogénito sin reparar en gastos.
Los invitados (o sea vengadores y otros héroes) portaban unos enormes y coloridos sombreros, típicos de México. Había una mesa donde tres personas se encargaban de servir tacos de diferentes tipos y aguas frescas. Pero lo que más había llamado la atención, eran las chimichangas, las cuales Peter insistió en que no podían faltar en su fiesta.
Stephanie había estado un poco renuente a cumplir aquel capricho, pero poco pudo hacer cuando Tony se puso de lado de su hijo. Aunque, no era tan malo. Estaba contenta de que su pequeño estuviera feliz. Peter corría de un lado a otro entre los invitados, con sus amiguitos (Ned, Michel y Wade) siguiéndole los pasos. Sí todo estaba perfecto. O al menos así lo fue hasta que el momento de quebrar la piñata se llegó.
Peter se había acercado eufórico hacia Tony, el cual sostenía un palo de madera forrado con un brillante papel de color rojo. Peter brinco dando palmaditas, completamente emocionado. Pero, cuando la piñata fue colgada y puesta justo frente al menor, este se detuvo abruptamente durante largos segundos, llamando así la atención de todos. Instantes después, Peter soltaba un fuerte llanto como si alguien le hubiera golpeado.
Tony puso una cara de horror al ver a su pequeño llorar. Se agachó a su altura y lo apretó inmediatamente en un abrazo.
—Ya, ya, ¿Qué ocurre, bebé?—murmuró el genio.
Stephanie sonrió incomoda hacia los invitados y se acercó hacia sus hombres. Ella también se inclinó y se apegó a ellos. Con una de sus manos acarició los mechones de su pequeño.
—¿Qué ocurre, cariño?—musitó Steph en voz suave sobre la orejita de su niño.
Peter suspiró entrecortadamente, saliendo del escondite que había encontrado en el pecho de su padre.
—N-no, n-no qu-quiero pe-pegarle a papá—y después de ese balbuceo el llanto se volvió aún más fuerte.
Ambos adultos compartieron una mirada de sorpresa ante aquello. Y luego, sus ojos se dirigieron a la piñata. Justamente, se trataba de una piñata con figura de Iron Man, con un exagerado bigote y un sombrero de charro.
Tony había reído como loco durante cinco minutos y Stephanie había acercado a Peter hacia sí para consolarlo mientras intentaba no reír también ante aquella ocurrencia.
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En la actualidad, aquella era una anécdota que su padre Tony seguía usando para atormentarlo y avergonzarlo. Porque Peter Stark Rogers seguía odiando las piñatas. Afortunadamente, su madre Steph aun era la única capaz de cerrarle la boca a su papá Tony.
Fin
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Jajajaja ya sé que no es algo muuuuuuy bueno... Pero resulta que iba por la carretera viajando con mis papás... Y no sé, de pronto se me ocurrió esta idea para un drabble JAJAJAJA 😂Cómo sea ... No estoy muy inspirada.
Saludos.
Becca.