Capítulo 15

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¡Aquí está el siguiente!
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Les recomiendo escuchar la canción en la parte del capítulo en la que se menciona.

Cooper

Estaba recogiendo las cosas que había utilizado para estudiar casi diario durante las últimas tres semanas, cuando sentí la presencia de alguien en la puerta de mi cuarto.

—¿Saldrás?—preguntó mi hermano, extrañado.

—Mhm.

—¿Volverás tarde?

—No lo sé— dije ocultando una sonrisa—¿podrías darle un paseo a croqui?

—Es tu perro, no el mío y la última vez que le di un paseo intentó morderme.

—Lástima que no lo logró.

Pasé por su lado, salí de casa y tomé el auto para dirigirme a la ubicación que la amiga de Lina me había enviado.

Había estudiado toda la mañana y gran parte de la tarde, solo tomé un pequeño descanso para llevar a mi hermano a su entrenamiento de hockey.

Sinceramente me sorprendió mucho la llamada de Lina para invitarme, porque casi no habíamos hablado. Yo había estado muy ocupado por el asunto de mi examen, y supongo que ella también tenía cosas que hacer porque no había respondido mis mensajes.

Al llegar a mi destino estacioné el auto y entré.
La casa era enorme. Definitivamente había más de cien personas, y la música estaba a un volumen estúpidamente alto.
Comencé a buscar a Lina entre la multitud, sin éxito.
Cuando estaba por llamarla, alguien me tomó del brazo. Solo pude entender lo que dijo porque leí sus labios.

—¿Eres Cooper?

Asentí extrañado.

—Soy Tara, amiga de Lina.

Creo era la rubia de la que salvé a Lina de tener una plática que tenía pinta de ser muy incómoda.

Me dijo algo sobre que buscaba a alguien, pero no alcancé a escucharla por el ruido de la música. Solo entendí que Lina estaba en el jardín, así que me dirigí allí.

Estando afuera, la música se escuchaba relativamente baja, así que no fue difícil escuchar un par de voces que venían de la cocina, además de que había eco y la ventana que daba al jardín estaba abierta.

—Creo que te has pasado de copas.

No alcanzaba a ver a la pareja porque la luz de la cocina estaba apagada. Solo podía apreciar la espalda de chico por la luz de la luna.
Él tenía acorralada a una chica contra el refrigerador.

—No te acerques— dijo la chica.

Esa voz me parecía familiar, tan familiar que...

Lina.

Intenté abrir la puerta de la cocina que daba al jardín pero estaba cerrada.

—Vete de aquí—ordenó el chico, molesto.

Corrí a toda velocidad para entrar por la puerta principal, pero eso no fue nada. Lo complicado fue pasar por la multitud que bailaba y cantaba a todo pulmón, sin importar lo que pasaba a su alrededor.
Después de lo que pareció ser un minuto—que fue el más largo de toda mi vida—llegué a la cocina.

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