Capítulo 10

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Lina

Aún sentía las mejillas ardiendo por referirme a Cooper como "Callum".
Era su nombre, sí. Pero me arrepentí casi al instante de decirlo.

Si nadie lo llamaba Callum era porque le incomodaba o no le gustaba, así que decidí no hacerlo. Además no podía pensar en él de una forma diferente que no fuera "Cooper".

Fui a buscar una mesa para él y para mí. De preferencia lo más alejado posible de donde estaban mis amigos, y conocidos.

Cuando entramos a la cafetería, no tenía la intención de tener la primera cita con Cooper. Sin embargo, mi perspectiva cambió en cuanto vi la mesa donde solamente estaban Tara y Johan hablando.
Evidentemente no me apetecía acercarme.

Y la cita con Cooper no era una mala idea.

¿O sí?

Al final, elegí la mesa más alejada de Tara y Johan.

¿Infantil? Tal vez.

Pero no me importaba.

Esperé durante unos minutos hasta que Cooper se acercó con nuestras bebidas.

—Así que dime, ¿por qué estás aquí?—preguntó después de darme mi café.

—¿No comenzaremos con "cuál es tu color favorito" ?

—Nah, eso es lo típico y es aburrido.

—Tomar un café en la primera cita es lo típico—dije divertida.

—Pero no creo que sea aburrido estando contigo.

Sentí mis mejillas arder y desvié la mirada hacia la mesa de Tara y Johan mientras le daba un sorbo a mi café.

—Además, tú lo sugeriste y no desaprovecharía la oportunidad—dijo Cooper llamando nuevamente mi atención.

Conversamos durante unos minutos, aunque lo notaba un poco inquieto... tal vez estaba nervioso. Y no es que yo no lo estuviera, lo estaba y no sabía muy bien por qué.

—¿Puedo preguntarte algo?

—Claro.

—¿Quién es el chico con el estabas en la montaña hace un rato?

Sonreí inconscientemente al recordar la plática con Keila y Bastian. Le respondí disimulando mi sonrisa.

—No es mi novio, si es lo que quieres saber.

—Que alivio, salir con alguien que tiene pareja no es mi sueño.

—¿Y cuál es tu sueño?

—Abrir mi restaurante y ser el chef.

—Justo tienes el pelo rizado. Ahora dime ¿Dónde está la rata?

Él comenzó a reírse.

Nunca me había considerado una persona graciosa, pero a él parecían causarle gracia varios de mis comentarios y me hacía sentir bien.

—No hay ninguna rata—dijo aún riendo—Ni tampoco restaurante. Me consideraría más... Tiana de la princesa y el sapo.

—Que curioso. Justo es mi película favorita.

—Maravilloso. Yo soy Tiana y tú el sapo.

—No se si me gusta que te refieras a mí como el sapo, la verdad– dije divertida.

—Lo siento, Cini–dijo sonriendo—Pero ahora dime ¿Cuál es tu sueño?

Estuve a punto de decirlo, pero antes de que pudiera, sentí un nudo en la garganta mientras evitaba que mis ojos se llenaran de lágrimas.

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