Chapter 8

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Klaus por fin era libre, palabras suyas

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Klaus por fin era libre, palabras suyas. Había salido por fin del cuerpo de Alaric después de Alaric y cantó victoria muy rápido.

— Así esta mejor. — Respiró el aire fresco y apenas inundó sus fosas nasales el aire comenzó a irse de su cuerpo. — ¡¿Qué diablos?! — Un gritó ahogado salió de su cuerpo y corrió fuera del departamento. — ¿Qué significa esto Greta? — Suspiró con alivió cuando sus pulmones se llenaron de aire nuevamente.

Una risa se escuchó de adentro del departamento y Alaric comenzó a reír con burla aún desorientado.

— Muy bien cazadores que es tan gracioso. — Niklaus apretó la mandíbula y Katherine había caído muerta de forma temporal ya que por la compulsión de Klaus no podía salir de la casa.

— La casa no está a tu nombre — Comprendió Greta. — Por eso no pueden estar vampiros aquí dentro.

— Tienes razón.  — El maestro se compuso y volteo a ver a Klaus — Lo siento amigo pero, tampoco matándome puedes entrar a la casa.

Greta le dio un aneurisma haciendo que este callera desmayado nuevamente.

Klaus golpeó con enojo la pared y su cabeza comenzó a pensar en quien estaba a nombre la casa para obligarlo a que lo deje entrar.

— Te dije que Alaric siempre perdía los juegos de Poker contra mi. — La dulce voz de Mihrimah llegó a sus oídos haciendo que el híbrido se gire a verla.

— Debí saberlo, siempre haciéndome la vida imposible he Mihrimah.

La pequeña soltó un pequeño caturreo de burla. — Pronto dejaré este cuerpo.

— Pronto vas a crecer pero necesito entrar a la casa, ¿serias tan amable?

Mihrimah negó sin borrar la sonrisa — Primero quiero a Kol, es esencial ahora mismo.

— Debí suponerlo, no vienes por cortesía.

— Lo quiero fuera de su ataúd entregame a mi hermano. — Katerina puedes entrar. — cedió el paso a la dooppelganger quien dejo de respirar forzado.

Niklaus borró su sonrisa de inmediato y volteó para hacer una seña a los brujos de que se fueran un momento.

— Siempre buscas ponerme de mal humor. No pienso dártelo hasta que yo lo diga.

-— Claro que vas a hacerlo, escucha Niklaus no aguante mucho tiempo aquí para que no me cumplas este pequeño capricho. No te estoy pidiendo nada más.

Mihrimah Mikaelson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora