Chapter 13

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— Rudy

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— Rudy. ¡Rudy! Ya ven. Hace mucho calor para buscarte.

Me pongo detrás de ella en silencio, en cuanto voltea brinca del susto y me mira con nervios.

— Cómo lo siento, no quise asustarte.

— ¿Sí, dime?

Pareció captar y sentí su amabilidad algo forzada, Floridences.

— Pues mi... Mi auto se averió a unos kilómetros hemos caminado por horas.

Finjo cansancio y Mihrimah vino detrás de mí para tomar mi mano con la suya.

— La tuya es la primera casa que veo, y esperábamos poder usar tu teléfono.

Mihrimah solo asiente contenta para comenzar a jugar con mi mano.

— ¿No tienen celular?

Cómo hace preguntas esta mujer.

— Sí. La pila se terminó — Mihrimah metió la mano en mi bolsillo y sacó mi teléfono mostrándolo.

— Oye, te juro que no somos asesinos. Permíteme usar tu teléfono. — Insisto.

— Claro. — Sonrió y se dio la vuelta para entrar a la casa.

— Entonces. ¿Puedo pasar? — Sonreí.

— No. Yo te traigo el teléfono.

— Creí que los campiranos eran más confiados. — Fruncí el ceño.

— Soy de Florida. — Murmuro.

— Eso lo explica. — Habló Mihrimah y me soltó.

— Creo que puedes ser más hospitalaria. Primor. — La hipnótice.

Ella asintió y se quedó de pie invitándonos a entrar algo asustada. Mihrimah sonrió y acarició mi espalda procando que volteara a verla.

— ¿Quieres te espere en el auto?

Murmuro en mis labios y arregló mi collar. Sonreí y la tomé de la cintura mientras besaba su nariz.

— ¿Deseas esperarme en el auto?

Pregunto de vuelta.

— Te espero en el auto, no te tardes.

— Será rápido, lo prometo — Murmuro y volví a besarla.

Mihrimah Mikaelson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora