La Bruja Original había cometido un delito a la naturaleza nuevamente, hace más de mil años creo a un pequeño retoño; Un bebé que desafía a la Naturaleza o eso es lo que piensa ya que la misma Naturaleza suplica por la aprobación de está.
Al crear a...
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Estaba orgullosa de decir que tenía a alguien con quién acusar si me llegaban a hacer algo, Mihrimah nos había acostumbrado de esa manera.
Ella no toleraba una Humillación tanto para hombres como para mujeres, siempre fue muy neutral en ese tema. Nos contó un poco sobre ella hace 4000 años cuando a las mujeres la usaban como incubadora.
Al crearla todos la quisieron usar como objeto sexual más Mihrimah los asesinó a todos al menos eso fue lo que me dijo.
— ¿Me estás escuchando? — . Bramo Kol del otro lado de la llamada.
— Lo lamentó... Mihrimah casi le arranca el corazón a Stefan y aun que lo niegue aún siento algo por el... — escuché a Kol suspirar.
— ¿Quieres que valla por ti?. — hice un sonido de negación y me acomode mejor en la cama. — No, tengo todo bajo control y parece que ella también pero gracias por preocuparte.
— No seas ridícula, solo te pregunté para que no hagas berrinche — . Kol río un poco del otro lado de la línea y sonreí apunto de colgar.
— Rebekah cuídate. Si algo sucede no dudes que tienes a muchos hermanos para vengarte... — Sonreí y Kol colgó la llamada antes de decir algo
— Gracias. — Murmure.
Agradecía de que Mihrimah tenía la habitación con un hechizo o todos estarían escuchando.
La puerta se abrió dejándola ver tan brillante como siempre. — Hablé con Niklaus. Pensó que era mejor que yo te lo dijera, no me opuse ya que el es muy malo con las palabras.
— ¿Es grave?
Ella suspiro y asintió para tomar asiento a mi lado para después tomar mis manos. — Tu Madre. Esther, no fue asesinada por Mikael — Fruncí el ceño y negué levemente.
— Pero Nik... — ella cerró los ojos un poco en señal de que guarde silencio
— Rebekah. Niklaus asesinó a tu madre en un ataque de irá por suprimir su licántropia.
Negué levemente mientras sentía mis mejillas húmedas, tal vez no era lo suficientemente cercana a ella. Pero ¡Diablos!. Es o era mi madre...
Sentí los brazos de Mihrimah a mi alrededor y me abracé a ella llorando desconsoladamente y recuerdos de ese día, las mentiras de Niklaus... Solo por no quedarse solo.
Estuve un rato así hasta que recosté mi cabeza en las piernas de Mihrimah y ella acariciaba suavemente mi cabello
— Se que tienes muchos deseos de venganza, pero debes de saber que ninguno es inocente Rebekah.
