Chapter 22

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Mihrimah jugaba en el jardín con nuestro hijo mientras yo las observaba desde la cocina

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Mihrimah jugaba en el jardín con nuestro hijo mientras yo las observaba desde la cocina. Escuchaba sus risas y carcajadas de mi heredero lo cual me hacía infinitamente feliz.

— ¡Eres el príncipe de mami! — Chilló Mihrimah mientras le pinchaba el estómago a nuestro hijo.

Los pequeños balbuceos de mi hijo me hacían sonreír, al fin tenía a mi esposa e hijo conmigo y sin ningún problema.

— ¡Mihrimah! — Stefan camino por el jardín y se tumbó a su lado mientras besaba sus labios.

¿Qué? ¡No!

— ¡Mihrimah, Stefan! — Grité y salí al jardín para observar como Stefan jugaba con mi hijo.

— ¿Klaus? — Preguntó mi esposa y negué — ¿Por qué te beso Salvatore? — Apreté la mandíbula y ella río con burla.

— ¿Será por que es el padre de mi hijo? — Hablo con ironía y una irá incontrolable apareció en mi interior.

— ¡Es nuestro hijo, mi hijo! — Grité y ella negó.

— No tendrá un padre como tú, jamás voy a permitir que tenga como padre a alguien tan malo como tú. Stefan es bueno e incluso mi hijo está feliz con el. ¡No tienes derecho a reclamar o exigir nada!.

Segundos después observaba como ellos eran felices y me alejaban de mi hijo. Stefan me quito a mi esposa e hijo. ¿Qué diablos había sucedido?

...

Un fuerte jadeó salió de mis labios, el sudor escurría por mi frente y observé la mordida aun peor.

— sabía que las alucinaciones serían un problema — Jadeó y apreté los puños con fuerza al sentir el veneno expandirse más. — ¡Mierda! — Grité y golpeé la pared con fuerza.

Había perdido la cuenta de mis alucinaciones y cada vez se volvían peor y más agonizantes.

No sólo me quedaba solo, si no que incluso mi heredero no nacido me rechazaba como su padre y no quería verme, otra en donde moría como humano insignificante, la última donde Mihrimah me dejaba.

La última no esta lejos de mi realidad

Logre divisar a Mihrimah observándome desde la puerta y sonrió.

Va a perdonarme... por-.

— Esa mordida se ve mal — retiró mi camisa y negué.

— ¿Por qué me estas haciendo esto? — Murmuro algo ido.

Mi cerebro no funcionaba bien ahora mismo, podía sentir el sabor de mi sangre y corazón bombear con fuerza que hasta ella podía escucharlo sin esforzarse.

Tenemos una relación complicada.

Un Click hizo en mi cabeza y recordé lo que le dije a Caroline. Recordé que Max estaba en el Grill y me había dicho sobre la marca, nuestra marca.

— ¿Desde cuando? — Apreté los dientes al sentir una estaca atravesar mi corazón sin embargo era el veneno actuando.

— ¿Qué cosa? No se de que hablas amor. Habla claro.

Ella lo disfrutaba y lo sabía, sus ojos brillaban en venganza, me había enamorado de ella sin necesidad de un vínculo el cual me entere que tenía cuando la perdí.

— ¿Desde cuando sabías lo de Caroline? — Solté un quejido al levantarme pero caí de rodillas delante de ella.

Mihrimah soltó una risita y me obligó a mirarla mientras sostenía mi barbilla.

— Siempre lo supe, el baile fue la primera vez y aun así. Decidiste jugar conmigo y no tolerar que fuera con Stefan.

Cállate, no lo menciones.

— ¿Tanto te irritó que saliera con Stefan?

— No me diste mi lugar — Bramo enojado.

— ¿No te he dado tu lugar?, tu eres el que nunca me dio mi lugar. Stefan sabía perfectamente que "Salía" contigo.

Salías, salías. Que horrible se escucha en pasado.

— No me torturaste lo suficiente o vienes a seguir burlarlandote de mi — Suspire mientras ella mordió su muñeca y observaba como comenzaba a gotear su sangre, me moví con rapidez pero una barrera me hizo regresar con fuerza.

— ¿Quieres mi sangre? — Sonrió y recordé lo que le hice a Stefan para llevarlo a Tennessee. — Me humillaste, manchaste mi honor como si no fuera nada y por si fuera poco aplastaste mi corazón cual plástico. Lo menos que puedes hacer es... — Dejo caer unas gotas al suelo. — Lamerlo.

Mi garganta estaba seca, era un Híbrido. Una especie poderosa y superior sin embargo estoy en una esquina observando la sangre en el suelo con órdenes de lamerlo.

— ¿Recuerdas la historia del lobo gris? — Observe la sangre en el suelo y luego a ella.

— Claro que la recuerdo — mi voz salía rasposa. — El lobo gris crea un núcleo familiar con su pareja basada en la fidelidad, respeto y protección de sus miembros. Viven y cazan en pareja...— conteste apretando mi mandíbula.

— ¿Pero...?

— No para toda la vida. Si están en pareja, no están con otros lobos, pero no tienen un compañero de por vida. — Finalicé y ella sonrió.

— Parece que lo sabes, en cambió tu lobo es negro, no gris. Una pareja de lobos usualmente permanece unida por siempre. — Se levantó y se acerco a mí. — Sin embargo yo no soy un lobo.

— A que quieres llegar con esto.

— Si uno de los dos muere, el otro buscará una nueva pareja e irónicamente yo estoy viva en lo que cabe. — Se burló y negó. — Es una lástima que no todo lo que dicen sobre los lobos sea verdad.

Me arrastre hacia su sangre que estaba en el suelo y ella pasó sus zapato por encima quitandola.

— ¡No! — Grité.

Escuche su risa y se acerco a mi oído sosteniendome bruscamente de la mandíbula.

— ¿Qué se siente que te nieguen tu única forma de seguir con vida? ¿Qué es lo que sientes ahora mismo cuando tu única esperanza te es arrebatada? — Sentí sus caricias en mi cabello y mi vista se volvió borrosa. — Hoy fuiste tu y en unas horas. Caroline pagara por sus pecados.

Beso mi mejilla y me soltó con brusquedad mientras salía riendo de la habitación.

— ¡Maldita sea! — Grité y patee la cama con fuerza.

Ahora lo que menos me importaba era Caroline, no quería saber de ella. Estaba condenado y Mihrimah me había impuesto una tortura, Caroline podía irse al infierno.

•jarichat-neko•

Mihrimah Mikaelson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora