Por fin me decidí, sería campeón en Hapkido. Yo se que puedo, soy el mejor en mi categoría y lo voy a demostrar. Después de la operación de mi nariz, había perdido mi temple en el cuadrilátero. Sentía que me faltaba mucho más. Sin embargo la gente hablaba muy bien de mis combates. Cuando llegaba una delegación, ya mi cara les era familiar, algunos me saludaban y otros bajaban la mirada.
Mi fuerte evidentemente eran mis patadas, podía dejar fuera de combate a el que descuidara su guardia. Mis patadas eran contundentes y rápidas como las balas de un francotirador. Mis puños eran certeros y efectivos, las costillas eran mi blanco preferido aunque a veces me concentraba más en la cabeza. Mis agarres eran sólidos, nadie se podía escapar de ellos y una vez agarrados por mi lo que les esperaba era un contundente golpe contra el tatami. En el combate de piso, no existía una llave que yo no pudiera aguantar. Me quitaban la respiración, lo acepto, pero nunca me rendía. Mi maestro me decía que lo que hacia era tonto, que podía afectar mi integridad física, pero en un combate no puedo dejar que alguien me someta, aun no he conocido a el primero que haya logrado someterme en el piso.Sin embargo todos tenemos nuestro punto débil, el mío eran los barridos, no me tomaba el riesgo necesario como para intentarlo en un combate. Yo tenía la fundamentación técnica para realizar los barridos, pero nunca lo hacia en el combate. Este era mi punto débil y los entrenadores de las demás delegaciones lo sabían.
Anastasia se había lesionado en un entrenamiento y hace tiempo no la veía. Cuantos años existían en los días sin ella. El lado bueno fue que por este tiempo pude hablar con otras personas, con las que me habían dejado de hablar. Entonces empecé con Carolina después de un entreno.
-Hola, ¿como has estado?
-Hola, ¿que te importa?
-Pero ¿porque me tratas así Carolina?
-¡Tras de ladrón bufón!
-¿Y ahora que hice?
-Te gusta ilusionar a las personas ¿cierto?
-Nose de que me estas hablando, Carolina ojalá te pudiera entender.
-Pues lo hiciste conmigo, yo sabia que esto iba a pasar. Fui muy tonta al pensar que yo te había gustado.
-Pero si fue real.
-Tu tantas cosas que me decías y le prestabas más atención a la otra. Vaya realidad.
-Si tu no me prestaste atención, no me iba a quedar ahí rogándote. No eres la única en mi vida y eso lo debes superar. Cada que te hablaba me ignorabas.
-Lo hacia para que supieras que se sentía ser yo.
-Mira, no quiero enemistades ahora. ¿Hagamos las pases vale?
-Esta bien, pero tengo memoria.
De verdad me sorprendió lo que me dijo Carolina. No pensé que yo le importara tanto, también fue culpa de ella. El que sufre lo hace porque quiere. La vida te da de lo que tu das multiplicado así sea insignificante todo se te devuelve. Mi siguiente objetivo era arreglar las cosas con Valeria. Quería volver a ser el amigo de ella.
Esperé hasta por la noche para hablarle.
-Hola gordis.
-Hola gordo.
-¿Porque te alejaste tanto de mi?¿recuerdas cuando éramos uña y mugre?
-Claro que me acuerdo. Eras mi todo hasta que me cambiaste por tu Anastasia.
-Pero yo no te cambie. Tu fuiste la que me dejo de hablar y ella si me dio lo que tu dejaste de darme.
-Solo quiero verte feliz así no sea conmigo.
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Nadie nace campeón
Teen FictionTrata sobre un chico inseguro que al empezar a entrenar artes marciales consigue seguridad en si mismo, una hermosa novia y los mejores amigos de toda la vida. En su carrera deportiva llega a ser el número uno a nivel nacional. Pero todo esto no es...