Estamos a una semana de los juegos departamentales, entonces la selección de karate se dispone para la concentración de tres días. Después de terminar el primer día de entreno me siento muy mal, me da fiebre y no puedo asistir al segundo día. Muy angustiado por mi estado lo único que podía hacer era tomar reposo. Milagrosamente al día siguiente me sentía renovado, listo para ir a la liga de karate para recibir mi entrenamiento especial. Todo parece muy bien aquel día, toda la selección se encuentra allí y empezamos con nuestro entreno. Después de entrenar patadas y puños con un mejor foco nos preparamos para hacer combates con cinturones negros de mucha experiencia para mejorar nuestro nivel de combate. Todo va bien en mi combate, pero llega un momento en el que estoy sacando una patada y mi oponente me golpea al medio con su patada antes de poder sacar la mía, lo que hace que me desplace hacia atrás y caiga sobre mi dedo. Mi uña se parte produciendo un sangrado abundante producido por un capilar roto.
¿Cómo me pudo pasar esto a mi? A solo una semana de los juegos. Tenía mucho miedo de no poder participar y mi fisioterapeuta me dice que es mejor arrancar toda la uña pero yo me abstengo de esto por miedo a no recuperarme bien para la competencia.
Ya ha pasado una semana y me encuentro en el dojo antes de salir rumbo al hotel donde nos vamos a hospedar. Todos nos pesamos y mi instructor de karate me informa de que estoy por abajo de mi peso.
- te desgastaste con los dobles entrenamientos. ¿Porque no dejaste de entrenar Hapkido por este tiempo? Te va a tomar comer bastante- dijo él.
-perdón, pensé que estaba en mi peso, tranquilo yo haré lo que sea necesario- dije.
Abordamos el bus y me acomodo al lado de un compañero de Hapkido que también estaba en la selección de karate conmigo. Tras muchas horas de viajes al fin llegamos a la ciudad y nos instalamos en un hotel. Los hombre duermen en el último piso del hotel y las mujeres se dividen en dos grupos para dormir en habitaciones más pequeñas. Las habitaciones son muy cómodas con camarotes, televisión LCD y aire acondicionado. Solamente dejamos las cosas y volvemos a salir para el pesaje.
Durante todo el día he comido sin tomar ningún tipo de líquidos, cuando llegamos al lugar del pesaje me obligan a tomar dos litros de agua para poder llegar al peso de mi categoría. Tengo que pesarme en bóxer y aún así todavía me faltan 200 gramos para llegar al peso pero me dejan pasar. Al fin puedo comer tranquilamente.
De regreso al hotel estoy muy mareado y le digo a mi compañero.
-Estoy muy mareado Felipe ¿que hago?- pregunto.
- Nose, cambiemos de puesto y te haces a un lado - me dice.No aguanto el mareo y vomito junto a la ventana, era de noche y nadie se entero. Al menos eso creí. Le pedí a Felipe que me prestara la chaqueta que llevaba y me quite mi camiseta porque la había vomitado. Con mucha discreción entramos al hotel y nos duchamos, después nos dormimos.
Al día siguiente nos pusimos nuestros uniformes y salimos con rumbo al evento. Era el primer día de competencia y empezaron con kata < un combate imaginario> mi compañero Enrique gana oro y es recompensado con 500 mil pesos de parte del municipio.
También empiezan los combates de los pesos livianos. A mi me toca al día siguiente entonces paso ese día relajado viendo combates.
Al día siguiente es mi oportunidad de demostrar mi talento, en mi dedo lastimado tengo un espadarapo cubriendo la herida y de los nervios me da mareo. Me llaman a formar para presentar la categoría.
En el primer llamado asisto. Es mi turno de pelear y mi oponente es un poco más pequeño que yo. Me alivio un poco. El referí para revisar que no tuviera nada en el dedo como un objeto para lastimar al otro competidor me presiona el dedo con mucha fuerza. Yo me aguanto las ganas de gritar y aguanto las lagrimas.
Empieza el combate y empieza mi estudio del oponente tirando patadas y puños pero no me los validaban porque no gritaba o no caía en posición. Pasan los dos rounds y seguimos empatados. El referí indica que va a haber un tercer round. Yo estoy muy cansado pero sigo allí en ese cuadrilátero. Apenas empezamos conectó una patada al rostro y al fin me la validan, después vuelvo a conectar otra patada que también validan y gano el primer combate. Mi entrenador se alegra.
- Si vez Fred, me escuchaste, nos conectamos. Sigue así te faltan dos combates.
Yo asiento con mi cabeza y no dejo de preguntarme "¿cómo lo hice?" Pero entonces guardo reposo y estudio el combate siguiente.
Me llaman de nuevo al cuadrilátero, esta vez mi oponente es más grande que yo. Entro al combate y ya sin fuerzas solo me alcanzaba para mantener mi guardia. Mi contrincante me ataca agresivamente y yo arduamente logro bloquear los golpes. Vamos empatados hasta que él me conecta una patada al rostro en el segundo round y me gana el combate.
-¿Que paso Fred? Te note muy a la defensiva.
No supe que decir, simplemente me fui a sentar sintiendo que lo di todo en el escenario.
Siguen los combates y me informan que quede en tercer puesto. Fue una buena experiencia. Al menos llegue al podium. Regresamos a nuestra ciudad decepcionados y cabizbajos pues solo pocos pudieron llegar al oro. No esperamos ni una noche más en el hotel y nos marchamos ese mismo día de allí.

ESTÁS LEYENDO
Nadie nace campeón
Подростковая литератураTrata sobre un chico inseguro que al empezar a entrenar artes marciales consigue seguridad en si mismo, una hermosa novia y los mejores amigos de toda la vida. En su carrera deportiva llega a ser el número uno a nivel nacional. Pero todo esto no es...