Ella es...

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Conozco a una chica llamada Laura, que estaba en la misma academia que yo. Nunca le había hablado. Empiezo a hablar con ella y con los otros compañeros del club que pronto se convertirán en amigos.

Laura se comporta de una manera muy tierna conmigo, constantemente me envía imágenes por Twitter diciéndome lo mucho que me quiere y en la persona tan importante en que me he convertido para ella.

Frecuentemente en la academia me molestan con Laura diciendo que somos pareja porque es con la única que hablo, pero yo hago caso omiso a todo comentario. Esta chica no me atraía en lo más mínimo.

El día de mi cumpleaños número 15 ella estuvo en mi casa jugando conmigo Wii. Estábamos en la sala. La sala tenía un mueble grande color verde junto a la pared, cuadros con fotografías de mi familia, un televisor de 42 pulgadas LED y en un estante el teatro en casa bajo el televisor. Atrás de la sala teníamos un bar donde mi papá invitaba a beber a sus amigos. Entonces nos sentamos en el mueble verde y prendemos la consola, comenzamos a jugar el clásico juego de Nintendo "Mario bros". Ella era muy mala jugadora, por eso no me divertía tanto ganarle. En un momento nos quedamos solos, pues mis padres deben ir a mercar. Pienso en la posibilidad de un beso para entretener el día, solo quería besarla porque estaba aburrido. Le susurro mi propuesta al oído y al ella escuchar mis intenciones agarra un cojín y me da una bofetada. Yo no supe que hacer y solté un carcajada.

-Era broma -dije un poco incomodo.
- Sí, claro -respondió ella con total ingratitud.

Comimos un poco de torta fría de arequipe <mi favorita> y nos despedimos con un beso en la mejilla y un abrazo. Como buen hombre tuve la obligación de llevarla a casa, en el carro de mis padres claro. No me pude sentir mas incomodo con la reacción de Laura. No dejaba de preguntarme "¿porque le dije eso?". Intento imaginar que eso nunca paso.

Días después sigo hablando como si nada hubiera pasado con Laura cuando de repente me manda un mensaje.

- ¿Tu sabes besar?- pregunta con gran curiosidad.
- claro que si - respondo con un poco de arrogancia.
- Quiero sentir tus labios con los míos y saber que tan buen besador eres - me dice con picardía.
- Esta bien niña, cuando quieras - respondo pareciendo lo más tranquilo posible, pero lo cierto es que estoy totalmente inmutado por dentro.

Durante esos días mis padres me dejaban en casa de Laura media hora antes de entreno. Caminaba desde casa de Laura hasta la academia todos los días hablando sobre eventualidades cotidianas, la verdad es que esta niña empezó a hacerme feliz. A menudo la abrazaba pero aun no la besaba.

Un día en el entreno ocurrió lo que bien sabia tenía que pasar. Mientras ella estaba mirando al infinito en una pared yo me acerco y le doy un beso con mucha cabalidad. Ella sonríe, me mira y me dice:
- Lo había estado esperando hace mucho tiempo, ¡pendejo!
- Lo sé, por eso te bese cuando menos lo esperabas - respondo de forma simpática.

Ese mismo día después del entreno nos volvemos a besar, pero esta vez ella ya sabe lo que quiere. En el momento del beso ella intenta meterme la lengua, se lo impido cerrando fuertemente mi boca. Puedo sentir su lengua en mis labios y las paredes de mis dientes, pero no permito que ingrese.

Estaba entretenido por esos momentos y sin darme cuenta ya sabia cual seria mi próxima novia. Laura me dice que quiere ser mi novia pero este romance no durará mucho.

Un día recibo un mensaje de ella. Ella me hace saber que ya no deseaba nada conmigo, porque los padres la están presionando mucho para que tenga buenas calificaciones y no hay lugar para un novio mientras ella está en la escuela. Se despide y me pide perdón. Yo rompo en llanto, no quería que nadie me viera y me encierro en el baño para ahogar mis penas con el papel higiénico.

Ella me abandonó para ser la novia de otro compañero de mi academia y sin darme cuenta me había apegado mucho a Laura.

De mis ojos se desprendió un mar de lagrimas, ella no salía de mi mente.

Laura dejó de hablarme totalmente, me elimino del Facebook y en los entrenos no me saludaba. Yo la miraba a los ojos pero ella agachaba la mirada, me acercaba para saludarla ó para despedirme pero ella me huía. Me sentía devastado. Me di cuenta de que esta chica era una mitómana, ella flirteo conmigo y me abandono en menos de lo que canta un gallo. Nada volvería a ser como antes. Yo me di cuenta realmente el tipo de persona que era Laura, jamás volví a confiar en ella. A nadie conté lo sucedido en esta efímera relación, que ella negaba sin lugar a dudas, pues no quería que su actual novio se diera cuenta de lo que ella había hecho conmigo.

Nadie nace campeónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora