Después de ser campeón nacional no quería descansar de entrenar, día a día entrenaba sin parar. En taekwondo me iba integrando poco a poco. En este transcurso conosco a tres compañeras y me la voy bien con ellas además de Valeria.
A mi me encantaba molestar y por lo tanto a medida que tomaba confianza más lo hacia. Una chica llamada Anastasia a la cual ni el nombre conocía, me nació el deseo de molestarla. Le decía cuanto nombre pasara por mi cabeza a ver si con alguno volteaba a mirar, esta chica reaccionaba golpeándome fuertemente en mi abdomen con un puño y hacia igual llamándome de otros nombre, sin embargo ella si conocía el mío. En la próxima competencia que tuvimos Anastasia estuvo muy cercana a mi, incluso me llegue a exasperar por su presencia y no le podía dar la espalda porque si lo hacia me mordía la espalda. Ese día fui juez en los combates y no participe, mi medico me dijo que debía dejar de competir por un tiempo por mi nariz reventada. Anastasia y yo empezamos a ser muy melosos. Nos abrazábamos, nos mordíamos y en ocasiones caminábamos tomados de la mano. Lo peculiar de esta chica es que solo me podía ver con ella en persona, pues no tenía ningún contacto con ninguna red social ni tampoco teléfono celular, pues el padre se lo prohibía.
Tiempo después conocí a una segunda compañera llamada Carolina, ella era prima de Valeria pero no se parecían en nada. Como primas se caían mal, una me hablaba de la otra y viceversa. Adquirí confianza con Carolina rápidamente, esta era una chica de mente abierta con la cual podía discutir temas que no se pueden hablar con todo el mundo. Lo que me agradaba de ella es que no pensaba igual que yo y me criticaba todo lo que hacia, no cambiaba de parecer para agradarme, si le hablaba bien y si no también. De vez en cuando me gustaba trabajar en entreno con ella pues golpeaba muy fuerte, y no era floja como las demás. Carolina solo tenía un problema, era insegura de si misma y agachaba la cabeza ante los demás que quisieran poner en juego su confianza. La voz de Carolina era de niña mimada con lo que me daba pie a que la molestara con ello.
Y por ultimo el encuentro con la tercera mujer y mas extraño de todos. Se llamaba Luisa Ramírez, esta era una mujer muy dedicada a su arte marcial. Había entrenado durante largos años el taekwondo marcial y por ello tenía muy buena técnica y conocimientos filosóficos de este arte marcial. Lo que me agradaba de ella era que le podía hacer cualquier pregunta teórica y le tenía respuesta a mis dudas. Por circunstancias del destino Luisa me llamo la atención, no sabia porque. A menudo miraba fotos de ella y me decía a mi mismo " esta niña es fea, ¿porque me llama la atención?". Me repetía muchas veces esta frase y no le encontraba sentido alguno. Valeria sentía total adversidad frente a Luisa.
Un día hablando con Valeria por celular le hablo de Luisa y de inmediato Valeria me cuelga sin razón aparente, después recordé el sentimiento para con Luisa y todo cobro sentido. A pesar de todo Luisa no me ponía atención y de hecho escupía hacia arriba sin miedo a que le cayera en la cara. La primer vez que llame a Luisa no me contesto, simplemente colgó inminentemente.
- Fred, tu eres un tonto - dice Luisa en un mensaje.
- ¿porque piensas eso?- le respondo
- tu no podrás conmigo
- ¿como así? ¿Que insinúas convencida?- le retruco para hacer cambiar de pensar a Luisa
- Tu nunca me harás reír - dice ella
- eso lo veremos - respondo desafiándola
Después de esta conversación era cuestión de tiempo para hacer reír a Luisa, contándole chistes improvisados logre que se riera tanto que le faltara el aire para respirar. Ahora había ganado unos cuantos puntos con ella y volví a llamarla. Esta vez si me contestó y hablamos más de media hora. Al día siguiente tenía dos llamadas perdidas de ella. No podía creer lo que estaba pasando. Cada vez me acercaba más al objetivo.
Sin embargo no dejaba de tratarme igual con las tres. Valeria me aconsejaba que no fuera así, sino que solo tratara especial a Luisa, porque se veía feo que a todas las tomara de la mano y me tuviera ciertas confianzas con ellas.
Valeria siendo mi amiga me celaba, era muy tierna. Un día llegue a la academia y salude a Valeria con un abrazo, después me encontré con Anastasia que me esperaba con los brazos abiertos y le di un abrazo con mordida en el cuello. Valeria al ver esto me gritó.
- ¡¿Fred franco que estas haciendo?!
De inmediato solté a Anastasia y fui detrás de Valeria, pero en el camino me tope con Luisa a la que salude con otro abrazo y tome de las manos. Que dilema que tenía ahora. Comenzaron a decir que yo flirteaba con todas.
En una ocasión le di un beso a Anastasia accidentalmente, en el cumpleaños de la hermana. Al finalizar la fiesta me iba a despedir con un beso en la mejilla pero los dos giramos al tiempo y el beso fue en la boca. En ese momento quede inmutado, casi paralizado mirándola. No entendía lo que había pasado, a los pocos segundos me incorporé de nuevo y me imagine que nada había pasado.
Con Carolina el beso era diferente, yo le propuse el beso igual que a Laura. Pero Carolina simplemente me dijo que no sin mucho alboroto. Después me dijo que si, que el "no" había sido solo una prueba para ver que decía pero me lo había dicho demasiado tarde. Ya en esta instancia estaba decidido con Luisa ese beso y por esto se lo negué a Carolina.
En ocasiones Carolina se ponía muy tierna conmigo, a menudo me decía "corazón". Yo cuando veía que esto sucedía le recordaba que la chica que me gustaba era Luisa y que no quería que se fuera a ilusionar. Siempre después de esto ella reaccionaba de mala manera, diciendo que yo era un convencido y demás, pero para mi era mejor prevenir que lamentar.
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Nadie nace campeón
Teen FictionTrata sobre un chico inseguro que al empezar a entrenar artes marciales consigue seguridad en si mismo, una hermosa novia y los mejores amigos de toda la vida. En su carrera deportiva llega a ser el número uno a nivel nacional. Pero todo esto no es...