1 ↺ Ten cuidado

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—Deberías tener cuidado.

—¿Cuántas veces me dijiste eso ya? Te dije que no te metas donde no te llaman.

—Sarah... es peligroso.

—Escucha, sé que te preocupas por mí, pero sé lo que hago.

—No sabes una mierda de la vida, y de los peligros que representa salir con un puto lobo. Te estoy cuidando lo suficiente para que venga un cabrón y te joda tu futuro.

—¡Ni siquiera eres mi padre! ¡No tienes derecho a decidir por mí! Lo amo, Claude, estoy enamorada de él. Él también me ama, y no voy a dejar de verlo sólo porque es un lobo.

—¡Por la mierda! ¡Eres una puta cría de 19 años que no tiene ni puta idea de dónde se está metiendo! —la palma de su mano azotó la mesa y los cubiertos saltaron sobre sus platos de porcelana. El pecho se le infló porque se sentía sin aire, mientras que los tiernos ojitos de Sarah se llenaron poco a poco de lágrimas—. Hay demasiados alfas allá afuera que te pretenden. Alfas que son como tú, que estudian y tienen un futuro brillante. Alfas humanos que te darán lo que te mereces y cuidarán mucho. Así que deja de ver a ese lobo, no es seguro para ti.

—Eres un racista de mierda que se cree mi padre sólo porque me crio.

—Soy tu hermano mayor y sé mejor que nadie lo que pasa en la Zona A.

—Chad no se acerca a la Zona A, por eso estoy segura con él. Tú no entiendes nada porque eres un jodido beta que está frustrado con la vida y me odia.

—No te odio, joder.

—¡Entonces no te metas en mi vida!

—¡Me metería hasta en la mierda por ti, Sarah! Estoy dándote todo, estudios, una vida decente y te compro cada tontería que quieres, aunque no te la merezcas. ¿Ya olvidaste que querías ir a la mejor universidad del país? ¡Te estoy dando la oportunidad de asistir! Desde que eras niña... desde que nuestros padres murieron te he cuidado y sé que ese lobo te joderá la vida.

—Si vas a echarme en cara todo lo que me diste me hubieras mandado a un maldito orfanato. A ver si así te callas la puta boca y me dejas vivir mi vida y, ¿sabes qué? —Sarah se levantó de su asiento y lo miró tan furiosa que no soportó más el llanto y acabó llorando frente a él—. ¡Ojalá tú también te hubieras muerto!

Y salió corriendo entre lágrimas.

Claude se quedó sentado en la silla sintiendo un jodido vacío de mierda en el pecho. Tenía muchas ganas de llorar tras escuchar las palabras de Sarah.

—Joder...

Era su tercera discusión en el mes por culpa del lobo que había conocido una noche y que tuvo el descaro de robarle su corazón. Claude había querido alejarla de él, pero Sarah estaba tan enamorada que no veía los peligros que representaba estar cerca de un lobo, especialmente de un Alfa.

Así que sin más se levantó de la silla y fue a cambiarse para ir al trabajo. El auto arrancó con poca gasolina y se recordó a sí mismo rellenarlo de vuelta.

—¡Claude! Hombre, pero qué cara traes.

—Buenas noches, Ezequiel, ¿hay movimiento?

—Hasta ahora está muerto, ¿unos tacos?

Joder, sí. Necesitaba comer porque no había comido gran cosa luego de pelearse con Sarah. Claude subió a la patrulla junto a su compañero y fueron directo a cenar sin reparar mucho en que ya se encontraban en horario laboral. Pero no importaba porque la radio estaba tan muerta como sus ganas de continuar en las fuerzas armadas.

CÓDIGO OMEGADonde viven las historias. Descúbrelo ahora