Claude despertó con el molesto toque de su puerta. Además de estar adolorido, su cabeza punzaba aterradoramente y cuando abrió los ojos sintió que la luz del día se los aplastaba, iba a morirse ahora sí.
—¿Hermano...?
—Vete, Sarah —bramó con irritación—. Es la una, ¿no debes estar en la universidad?
—Hoy salí temprano y voy llegando... quería saber cómo estás.
—Bien.
Su hermana menor abrió al final la puerta y se cubrió enseguida la nariz.
—¡Claude! —ella corrió hacia la ventana y la abrió tan desesperada que Claude no entendió qué le pasaba, estaba roja como un tomate y desprendía un aura muy nerviosa—. El cuarto está lleno de feromonas, ¿por qué no lo ventilaste?
—¿Lo está...? Me siento mareado, pero no siento nada más.
—Es porque eres beta, pero ese Alfa se encargó de dejar su peste, eh... ¿y estás bien? Debes comer algo, por favor.
—¿Y cómo sé que son feromonas y no otra cosa?
Sarah se quedó parada mirándolo confundida, al parecer no estaba acostumbrada a que su hermano mayor le pidiera algún consejo. Siempre y desde que sus padres murieron, Claude quitó de su vocabulario la pregunta "¿Me puedes ayudar?" y lidió con cada obstáculo que se presentó por sí mismo. Al inicio Sarah no se dio cuenta del sacrificio que su hermano mayor hizo y el cómo luchó para no ser separados. Ahora era un gran policía y hermano mayor protector y amoroso, por eso era raro para ella escucharle pedir un poco de ayuda, aunque fuera algo pequeño.
—No sabría decirte —ella se acercó a la ventana y miró el cielo—. Los betas humanos no pueden sentir o emanar feromonas, así que crecen siendo ignorantes de nuestro mundo —se refería a los alfas y omegas, así que Claude asintió al entenderlo—. Tú tienes un aroma varonil, pero es un aroma a hombre, que no tiene nada que ver con las Feromonas.
—Ellos dijeron eso, que desprendo un aroma que los vuelve locos.
—Hum... será porque entrenas, te alimentas y duermes bien, además, esa colonia que usas te da un plus. A mis amigas las vuelves locas, así que, si hablamos de un lobo, quizá también causes un efecto mayor, ya sabes, son como perros.
—¿Y cómo lo evitas tú?
—Usamos supresores, pero no siempre funciona, Claude. Muchas veces la atracción es tanta que nuestro sistema ignora por completo que estamos sedados. Cuando estamos en nuestro celo es casi imposible huir de ello, por eso nos encerramos si no tenemos pareja. En el caso de los lobos... no estoy segura si te ayuden nuestros supresores, pero puedes intentarlo, ¿no?
—¿Eso es seguro?
—Estudio bioquímica, no medicina —Sarah se acercó a Claude y dejó en sus manos una caja blanca que contenía pequeñas pastillas—. Hablé con un profesor de medicina y él dijo que no correrías peligro, así que toma los supresores para alfas. Me explicó todo el proceso, ¿quieres escucharlo?
—Qué horror, no. Sólo dime que esta porquería funciona.
—El profe dijo que habrá una reacción en tu sistema inmunológico, quizá te sientas un poco débil o te dé gripe. Dijo también que si comienzas a sudar en frío te tomes un respiro, se toman cada cuatro horas, pero tú no eres un alfa, así que debes tomarlas cada 8, ¿sí?
—¿Pensaste en todo esto sin que te lo dijera?
—Lo hablé con Nancy, ella dijo que su hermana fue fichada por un lobo y también es beta. Se lo pudo quitar al neutralizar su aroma y me recomendó que tú hicieras lo mismo si no tienes intención de estar con él.
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CÓDIGO OMEGA
WerewolfA sus 25 años, Claude Venbee logró entrar al departamento de policía como un oficial de lo más normal, que la mayoría del día bebe café y come rosquillas con su compañero de patrulla. Pero todo cambia cuando le asignan patrullar la Zona A. Un lugar...