13 ↺ "Pequeña bola de pelos"

1.2K 177 63
                                    

Se dieron las ocho de la noche cuando Claude fue despertado con impaciencia. No se dio cuenta en qué momento se quedó dormido, pero ahora sólo se encontraba Mael a su lado y se estiró perezoso. No se quería levantar, pero tenía hambre.

—¿Qué pasa?

—Creemos que es momento para que conozcas al Clan.

—¿Disculpa?

—Mili me dijo que te interesa colaborar en las tareas. Entiendo que es imposible para ti quedarte quieto, pero no puedes salir de la Zona A. Si vas a comenzar a integrarte en las actividades, debes conocer a tu Manada.

—Dijo que podía ayudarle con el almacén.

—¿Quieres eso? Hay otros trabajos que puedes realizar y si no quieres hacer ninguno, no me importaría.

—¿Por qué?

—Es mi deber como tu Alfa brindarte las comodidades que necesites.

—No soy una esposa a la que debes mantener, Mael. Tampoco me verás en la cocina teniéndote la comida lista, o te voy a planchar la ropa.

—Ya tengo personal para todo eso.

—Bien, porque no planeo hacer nada de esas porquerías.

—¿Entonces vas a quedarte con Mili?

—Dijo que podía probar las armas...

Mael lanzó una ligera risa divertida y el corazón de Claude se le aceleró, después suspiró. Tenía que calmarse.

—Conoce a nuestro Clan, es mi única condición.

—De acuerdo, ¿algo más que deba saber?

—Planeo integrar a Freud —Mael se quedó por unos segundos menguando sus palabras—. Al Círculo Familiar.

—¿Qué?

—Para ti es otro hermanito menor, pero para nosotros es El Rastreador. Es una identidad que por años hemos deseado y es gracias a ti que ahora la tenemos. Todo el mundo quiere saber quién es, qué hace y cómo luce, desean poseer sus habilidades y darle un uso personal.

—¿Tú también?

—No soy una buena persona, ya te lo dije.

—No le pongas una mano encima, es un niño. Mael, él tiene 16, ¿entiendes eso? Podría ser tu hijo.

Mael Eckzahn no era un viejo, pero tampoco alguien joven, según los registros en internet tenía 28 años, no era una edad alarmante para nadie, pero sí para Freud.

—Tus cuentas quizá son erróneas, puedes considerarlo mi hermano menor.

—Como sea, si quieres mantener a Freud aquí voy a ayudarte a que no se vaya, pero no le hagas nada.

—No puedo confiar únicamente en eso.

—Mael...

—Mis Feromonas no causan el mismo efecto que en ti. Él puede resistirlas, quizá sólo le parezcan atractivas, pero no habrá nada que le impida estar consiente. Además, él ahora debería presentar un celo.

—¿A qué te refieres?

—Freud no es un Alfa, ¿lo sabías? —Claude asintió—. Es normal para un lobo no entrar en celo si no tiene un estímulo. Él jamás lo experimentó, pero ahora tiene a dos Alfas, tarde o temprano va a reaccionar. Es algo natural que se da en nuestra raza.

—¿Y vas a usar eso como excusa?

—¿Crees que voy a detener mis planes por ti? No te confundas, eres mi pareja y eso te da muchas ventajas, pero sigo siendo El Alfa. Tengo por derecho muchos beneficios y uno de ellos es formar tantos vínculos como quiera. No me interesa si es un niño o si es mayor, si me beneficia voy a tomarlo, encima es Omega.

CÓDIGO OMEGADonde viven las historias. Descúbrelo ahora