—¡Tenemos problemas, Alfas!
El animó de Claude recayó en su totalidad cuando vio a dos lobos correr hacia ellos apenas y volvieron. Quiso preguntar qué pasaba, pero no hizo falta cuando un todoterreno militar apareció... Esto no era bueno.
Mili se deslizó lentamente hacia su derecha, pero justo iba a dar un paso, los militares dispararon e impidieron que se fuera.
Los Alfas comenzaron a gruñir furiosos, podía ver sus venas exaltadas y esa pose tan feroz que tuvo miedo de ser tomado como saco de boxeo.
—Vaya, cuando mis hombres me indicaron que te vieron por aquí pensé que era una broma —ese hombre le puso los pelos de punta y Claude se mordió el labio. Estaba tenso—. Claude, ¿por qué no vienes y le das un abrazo a tu querido tío?
—Tienes pelotas, o quizá no te importa lo que significa invadir mi territorio.
—Sé perfectamente la respuesta, Alfa del Clan Eckzahn, pero estoy afligido... resulta que mi sobrina fue secuestrada y mi amado sobrino no me dijo nada. No tuve opción más que venir aquí.
—Jódete y lárgate de aquí —Claude estaba nervioso.
—Hijo...
—¡Que te largues! —maldición, no podían verlo de esta forma—. ¡Lárgate de aquí si no quieres que te vuele los sesos!
—Veo que incluso Freud está aquí, la desaparición de Sarah sí que juntó a la familia, ¿no?
—No soy familiar del cabrón que odiaba a su propio hermano y se alegró cuando fue asesinado. Es más —Claude se acercó furioso—. No me extrañaría que fueras tú el autor.
—Lo odiaba, pero siempre amé a mis sobrinos, ¿cómo odiarlos si son perfectos?
—Vete, no quiero verte y no vuelvas aquí... vas a abrir la Caja de Pandora si sigues así.
—El Coronel expresó su apoyo.
Con eso se detuvo.
Y después se lanzó al diputado, lo golpeó y los demás respondieron. Eso activó el mecanismo de defensa de todo el Clan y una explosión hizo que los militares se detuvieran.
Incluso Claude lo hizo y miró incrédulo a la subdivizona N explotar y arder.
—A partir de ahora la Zona Neutral deja de existir y cualquier miertero que se atreva a cruzarla va a terminar empalado —la Omega exclamó furiosa.
El puente se rompió, y así no había manera de huir.
—Esta zona es extraterritorial —Caín recobró su compostura—. Significa que los perros del gobierno no tienen ni una puta autoridad aquí.
Los militares se pusieron pálidos, posiblemente arrepentidos por haber venido solos.
—Hijo... dile a tus perros que yo sólo quería hablar, estoy preocupado por ti y Sarah. Mis adorados sobrinos.
—Sobrinos a los cuales abandonaste a su suerte. Me hiciste la vida miserable y fue una suerte lograr entrar a la policía... ¿no fuiste tú quien mandó a asignarme a esta zona? Bueno... lo agradezco.
Pero estaba furioso y debía cobrárselas, este jodido perro era el favorito del Coronel, incluso el general Mashal le tenía un profundo aprecio, porque era omega. Esos perros iban detrás de él, dándole todo y salvándole el culo cada que metía la pata. De no ser por este bastardo, posiblemente sus padres todavía estarían vivos.
Claude se llevó dos de sus dedos a sus labios y silbó. Fue un silbido suave, casi inaudible para los humanos, pero no para otras criaturas.
Por eso, cuando el rugido de una bestia se escuchó por todo el lugar y el fuego alumbró toda la Zona A, Claude se sintió en el verdadero infierno.
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CÓDIGO OMEGA
WerewolfA sus 25 años, Claude Venbee logró entrar al departamento de policía como un oficial de lo más normal, que la mayoría del día bebe café y come rosquillas con su compañero de patrulla. Pero todo cambia cuando le asignan patrullar la Zona A. Un lugar...