19 ◯ Cuenta la leyenda

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El día llegó cuando Sarah se levantó hambrienta y acalorada, dormía sobre una superficie blandita que la adormeció peor de lo que ya estaba y después abrió sus ojos y se reincorporó asustada, confundida por el cambio brusco de temperatura.

—¿Qué...? —se ahogó con sus propias palabras cuando posó sus ojos sobre el abdomen del licántropo y se alejó de un salto—. ¡Oh Dios!

—Qué ruidosa eres... déjame dormir.

Sarah no recordaba nada sobre sus días de celo, pero apenas y recobró la consciencia, se encontró a sí misma desnuda en el colchón y en una posición de cucharita con el licántropo. Fue algo bastante bochornoso, pero no se atrevía a preguntar qué demonios había pasado, era como un tabú para los omegas que pasaban por esta situación preguntar siquiera qué fue lo que hicieron, y más que costumbre, ya parecía que venían con esta evasión por genética. Había conocido varios casos de omegas que perdían el control y terminaban en la cama de algún alfa sin poder recordar nada, muchos decían que era algo meramente normal porque los instintos predominaban y no era del todo culpa del alfa, por lo que culparlos resultaba un poco tonto.

Lo complicado llegaba cuando terminaban enlazados, pero mientras eso no pasara, nadie tenía que decir palabra alguna. Sarah se sintió aliviada cuando tocó su nuca y no encontró nada que pudiera significar toda una vida al lado de Elvian. Posiblemente el licántropo sólo hizo su trabajo y la dejó dormir, por lo que le agradeció mentalmente y se dedicó a intentar recordar algo.

Los pequeños fragmentos que su mente podía mostrarle eran a ella encima del licántropo mientras suplicaba que calmara su calor. Otro de los recuerdos que logró rescatar fue a un licántropo sobre ella.

Después ya no podía recordar nada, pero algo era seguro, desde entonces Elvian adoptó una actitud protectora con ella. Era como si fuera totalmente su alfa y Sarah tenía miedo.

Según el señor alfa, hoy era 27 de noviembre.

—Señor alfa, hace unos días mencionó algo sobre el Código —Sarah estaba sentada mientras se dejaba evaluar por un médico. Elvian parecía otro supervisor porque no dejaba de examinar la situación—. ¿Es verdad que está activo?

—Sí.

—¿Desde cuándo?

—Semanas después de tu desaparición, el Alfa del Clan Eckzahn mandó la solicitud y los demás Clanes aceptaron activarlo, eso es todo.

Se fueron apenas y terminaron, eso la desanimó porque quería seguir escuchando noticias externas.

—¿Qué es eso del Código?

—Es algo que prácticamente pone al mundo de cabeza.

—¿Y si me explicas? Yo sólo conozco esta porquería, como verás, mi mundo es mucho más pequeño que el tuyo.

—¿Quieres toda la explicación o el resumen?

—Detalles niña, detalles.

—Qué cascarrabias eres. Desde hace años los lobos adoptaron dos cosas e inventaron otras, ustedes viven en Manadas, ¿no?

—Ajá.

—Una de las cosas que los lobos adoptaron una vez y ganaron poder, fueron los Clanes, a decir verdad, hay muy pocos, pero los pocos que hay son muy grandes. Ellos adoptaron un código a base de una palabra en honor a un suceso histórico para los de tu raza.

—¿Y luego qué pasó?, cuéntame todo con detalles. Esto es interesante porque no sé ni cómo se ve el mundo a estas alturas.

—La historia cuenta que una vez y el primer Clan se creó, este comenzó a ganar mucho poder dentro de su país y después comenzó a extenderse por todo el continente. Entonces el humano respondió con la fuerza bruta y lanzaron misiles a su territorio, lo que terminó con la muerte de la pareja del Alfa y muchos lobos de su Clan.

CÓDIGO OMEGADonde viven las historias. Descúbrelo ahora