18 ↻ El Clandestino

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Hay una lista de producción para este capítulo, les dejaré el link en mi perfil y primer capítulo ^^

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Despertó a mitad de la noche una vez más, estaba sediento y tenía calor a pesar del fresco. Claude se dio cuenta de que las puertas hacia el balcón estaban abiertas y se deslizó por la cama en busca de aire fresco. Los dos alfas dormían. Caín estaba de espaldas y Mael parecía tener la intención de acercarse más.

Al final terminó frustrando sus planes porque bajó a la cocina y se quedó sentado en la mesa. Era una costumbre que tenía, o quizá una manía.

Pero a Claude le gustaba sentarse en la mesa cuando estaba solo y disfrutaba de ese agradable silencio.

Era incluso más placentero que estar en su cuarto, por lo que este hábito acabó siguiéndolo hasta aquí cuando se encontró a sí mismo disfrutando de la tenue oscuridad y un vaso con agua. Ya había pasado un mes desde que Sarah desapareció y hasta ahora ni siquiera él tenía pistas para buscarla. Freud parecía estar día con día más frustrado al no ser de ayuda y los Alfas parecían estar tramando algo. Claude ya no quería pensar en nada más, su mente necesitaba un descanso y no podía darse ese lujo.

Por lo que acabó buscando algo decente que pudiera ser de interés para su nueva mascota y salió de la casa directo al callejón.

Quizá era algo propio del ser humano ser estúpido y no aprender de sus errores.

—Hey, ¿cómo estás hoy? ¿No tienes frío?

La bestia salió de su escondite y se sentó frente a él, estaba gruñendo hasta que pareció reconocerlo y Claude se sentó también frente a ella. Sabía que no era estúpida, quizá había un poco de cordura y se lo estaba demostrando con su tranquilidad. Aunque parecía más un perro enorme y amorfo, por lo que no supo muy bien si tratarla como hombre o bestia. Llegó a la conclusión de que ya no podía ser más un hombre y extendió con cautela un cobertor viejo que los Alfas ya no usaban. La bestia lo agarró y después se retiró hacia adentro.

Claude alumbró el interior del callejón y la vio estar rasgando el cobertor como si fuera un perro. Dio varias vueltas y luego se echó feliz de ya no pasar frío. Después extendió una vez más su mano y la criatura se acercó para olfatear y ver qué le iba a dar.

No quiso arriesgarse y sólo tiró la pieza de pollo al suelo. La bestia la tragó sin más espera y volvió a su pequeña cama, con eso estuvo satisfecho y regresó a la cocina donde se sentó una vez más y miró un largo rato hacia la nada. Podía ver una luz afuera en el jardín, parecía ser que alguien colocó pequeñas lámparas de nomo a los alrededores, y antes de poder volver al cuarto los dos Alfas aparecieron y Claude pegó un brinco. Se asustó de encontrarlos de pronto parados en la barra.

—Me asustaron, ¿qué hacen despiertos a esta hora?

—Eso mismo nos preguntamos.

—Tenía sed.

CÓDIGO OMEGADonde viven las historias. Descúbrelo ahora