6 ↻ Manitas de humano en vinagre

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Claude estaba nervioso, sudaba y jugaba con sus dedos intentando detener la ansiedad que sentía

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Claude estaba nervioso, sudaba y jugaba con sus dedos intentando detener la ansiedad que sentía. El Alfa desvió la mirada cuando notó que cada uno de sus dedos se torció como si no tuvieran huesos e hizo una mueca.

—Te vas a quebrar los dedos si sigues haciendo eso.

No le hizo caso, así que admiró con detalle cómo su mano derecha colocaba sus dedos unos sobre otros como si fueran una pequeña pirámide, luego se los tronó hasta que sus ligamentos no dieron más y el lobo detuvo sus movimientos.

—Detente.

Pero no se detuvo. Esta vez comenzó a jugar con su labio y a arrancarse pequeños cueritos con sus dientes hasta que se lo sangró. Sus dedos fueron directo a la pequeña zona que ardía y se lamió la sangre, sabía bien. A su lado, Caín lanzó un profundo suspiro y pegó su frente al volante.

—Claude, en serio —el lobo limpió con un pañuelo su labio ensangrentado y lo miró. Posiblemente se veía terrible, tan destrozado ante la realidad que no pudo decirle nada más—. No te lastimes así.

—Sarah...-

—La tienen ellos, sí, pero poniéndote así no vas a rescatarla.

La pequeña caja criogénica pitó en señal de estar muriendo y eso atrajo una vez más la atención del lobo.

—Detente, necesito cargarla.

—¿Qué es eso?

—Todavía no lo sé, pero necesito conectarla con urgencia, o si no vamos a perder lo que sea que haya aquí.

—Bien.

Caín detuvo el Mercedes frente a una casa justo en una cafetería y los dos bajaron. Claude se sintió un poco nervioso cuando buscó un enchufe, pero los únicos que había estaban ya ocupados.

—Dios mío, Claude —el lobo entró y desconectó los teléfonos de unos chicos—. Ya no eres un policía que respeta la ley.

—¿Qué mierda te pasa...?

El chico afro tragó fuerte cuando Caín le apuntó con su arma. Claude ya no perdió el tiempo y conectó la cajita justo cuando faltaban dos minutos para morirse. El Alfa se sentó para comerse el pedido de los chicos, y ninguno se atrevió a decirle algo, sino que salieron corriendo junto a los demás comensales.

—Háblame un poco de lo que tienes ahí.

—Primero dime por qué me quieres llevar con el Alfa.

—El Clan Eckzahn es uno de los pocos que sabe el valor de lo que La Rata robó y como todos, estuvimos buscándolo —Caín le hizo una señal a una chica para que le tomara su orden—. Dame un frappé de caramelo y otro de estos, ¿y tú que quieres? —no respondió—. Trae algo que le suba el azúcar a este chico, porque parece un muerto.

Tras decir eso, Caín sacó una tarjeta negra y se la dio a la chica, no sin antes decirle que se cargara mil de propina.

—¿Y entonces?

CÓDIGO OMEGADonde viven las historias. Descúbrelo ahora