Capítulo 1- Phoenix

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Ella había muerto.

El dolor que aun recorría su cuerpo era la prueba de ello.

Y sin embargo, ella no sabía cómo había muerto.

Tampoco tenía idea de a dónde estaba... pero si estaba muerta, como podía estar despertando?

Como podía estar pensando en que estaba muerta?

Todo era tan confuso que simplemente decidió dejar de pensar en ello y en su lugar se propuso averiguar a donde estaba.

Las hojas sobre la que se encontraba acostada estaban comenzando a hacer picazón en su piel. Estaba dentro de lo que hace muchos años se podía llamar una casa, y lo que ahora solo sería un caparazón de una, ya que la madera con la que había sido construida se había podrido en más de un lugar y la luz se filtraba a través de los múltiples agujeros.

El lugar aún estaba húmedo, y seguían cayendo gotas en algunas partes del techo, por suerte a donde ella se encontraba no habían agujeros, por lo tanto se había salvado de haberse mojado de la lluvia. Sin embargo, por lo que podía ver del cielo a través de los huecos en el techo, aun podía volver a llover.

Crujidos de hojas alertaban sus sentidos, los pasos que los provocaban cada vez estaban más cerca. Ella miró a su alrededor buscando un lugar de esconderse, aunque ni siquiera sabía de qué se escondía.

No había ningún lugar en donde ocultarse... No había nada más que hojas, raíces, rocas y madera podrida.

Y entonces recordó que ella estaba muerta y entonces no tenía nada que temer.

Por lo que hizo frente a quien fuera que viniera. Pero decirlo era más fácil decirlo que hacerlo, ya que cuando vio la alta figura encapuchada aparecer en la puerta, su piel se erizo y su corazón comenzó a latir rápidamente.

Y se quedó inmóvil mientras la persona de la capa se acercaba cada vez más a ella, y aun así, estando tan cerca, no logró ver su rostro hasta que éste se destapó.

Lo que vio la sorprendió.
Para ser sinceros, ella esperaba a alguien con un rostro peligroso, a alguien con mirada asesina.
En su lugar se encontró a un chico con ojos redondos y grandes, sonrisa de oreja a oreja, hablando de las cuales, eran bastante grandes... lo que le daba al chico frente a ella un aspecto chistoso.
Su pelo tenia un peculiar color ceniza y caía sobre su frente y por detrás de las orejas de manera algo despeinada.

Ambos parecían esperar a que el otro dijera algo, pero ninguno lo hacía. Entonces él habló.

-De verdad estas aquí!- el chico parecía maravillado por su presencia, su voz era grave y ronca, perfecta para su altura pero en contraste con su amigable apariencia.

Ella lo miro extrañada, pero él solo seguía sonriendo.

Habían tantas preguntas pasando por su mente, que tuvo que decidir qué diría primero, y una vez que lo hizo, se aclaró la garganta, ya que la sentía algo seca y habló:

-Me... estabas esperando?- preguntó.

El chico asintió.

-He esperado por lo que parece una eternidad, todos lo hemos hecho.
El rey ha dicho que vendrías.

No sabía de que rey hablaba, o quienes eran "ellos". Todo parecía confundirla más.

-A dónde estoy?- preguntó en tono serio.

El chico movió la cabeza a su lado para pensar. Ella lo miró, extrañada de verlo dudar una pregunta que debería ser simple.

-Korish- dijo finalmente.

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