Capítulo 8- Stronger

314 38 9
                                    

-Entonces? ¿Ahora a dónde vamos? ¿A quién nos encontraremos? - Chen estaba tan emocionado que daba pequeños saltitos en su lugar. Parecía un niño esperando abrir sus regalos de navidad.

A Kaeri le causaba bastante gracia el nuevo chico, debido a que era bastante inquieto y alegre, además parecía que siempre hablaba con un tono cantado en su voz.

-Tú no iras con nosotros Chen- le dijo Luhan mirándolo seriamente.

-Por queee~ ?-pregunto Chen mientras los miraba con tristeza.

-Tienes que quedarte aquí- agrego Xiumin.

Por primera vez, la felicidad de Chen desapareció de su rostro.

Chen se dio la vuelta, miro a Kaeri y a sus dos compañeros por última vez y comenzó a caminar a la torre. Parecía un gatito abandonado.

Luhan y Xiumin compartieron una mirada de cómplices y después se rieron de su maldad, pero incluso ellos dos, quienes eran de los más callados de los 12, se divertían molestando a Chen.

-Es broma, vuelve- le grito Luhan cuando ya está a unos metros de distancia. Y con su telequinesis le dio la vuelta a Chen.

Este se devolvió feliz, pero luego miró a Luhan y Xiumin enojado. Por lo que optó por el resto del camino colocarse al lado de Kaeri y fingir ignorar a los otros dos.

-Son tan malos~! -exclamó alto asegurándose que los dos, quienes aún estaban riéndose, escucharan.

Durante el camino, Chen tarareaba algunas canciones y su presencia hacía que fluyeran aún más conversaciones entre ellos. Incluso Xiumin que era el mas callado estaba conversando con frecuencia.

Durante el viaje, Kaeri comenzó a notar que Chen trataba a Xiumin y a Luhan con respeto, lo cual le pareció bastante extraño, pero cuando se dio cuenta que los dos chicos más pequeños eran los mayores, y no por meses o por un año, sino por 3 años, no lo podía creer.

De no ser porque Chen se lo confirmó, jamás lo hubiera creído. Aunque luego descubrió también que Chen no era solo un chico amable: Tenía otra personalidad escondida, una personalidad burlista, le encantaba molestar a los demás.

Se encontraban ya en el pueblo vecino, cuando decidieron separarse para realizar algunas las compras en el mercado, sería bueno por una vez no tener que sobrevivir solo con lo que encontraran en el camino.

Por lo que después de discutirlo llegaron a la conclusión de que Xiumin y Kaeri comprarían la comida mientras que Chen y Luhan buscaban un lugar a donde quedarse.

Una vez terminaron de comprar, tomaron todas las bolsas y se devolvieron. A medio camino, se dieron cuenta de que no habían comprado los dulces que Chen había rogado todo el camino por que le compraran, por lo que Kaeri le entrego las bolsas a Xiumin y le dijo que se adelantara.

No tardó mucho en comprar los dulces en una pequeña tienda unas cuadras atrás y comenzó a avanzar a paso rápido para lograr alcanzar a Xiumin, pero cuando paso por un callejón sintió como una mano que salía de ahí tapaba su boca y la arrastraba.

Su atacante se pegó a la pared, y la espalda de Kaeri pegaba con su cuerpo, Antes de que ella pudiera defenderse, sintió como un objeto metálico tocaba su cuello.

-No te muevas- una voz seria y grave susurró en su oído.

Ella estaba aterrada, su corazón latía rápidamente, y su cuerpo estaba tan cerca del otro que probablemente éste podía sentirlo, sin poder hacer nada y con temor a ser apuñalada asintió.

No quería morir aun, ni siquiera había hecho nada en este mundo, ni siquiera había descubierto aún que debía hacer.

Cerró los ojos y espero por el dolor en su cuello, o por una indicación sobre que hacer ahora, pero pasaron segundos, solo en silencio y luego escucho risas en su oído.

La mano soltó su boca, y el objeto metálico dejo su cuello. Ella se volvió lentamente, para encontrarse con los ojos rasgados de Chen.

La furia recorrió su cuerpo y le dio un golpe en el brazo.

-Me asustaste! - reclamó ella.

-Lo siento, lo siento- se disculpó él en medio de risas, su voz aguda de nuevo.

-Que fue esa voz que hiciste? - preguntó ella aun recuperándose del shock.

-Es mi voz normal- respondió Chen, de nuevo hablando con esa voz grave que había escuchado hace unos segundos.

A ella le gustaba bastante la voz aguda de Chen, siempre la hacía sonreír, pero había algo en esta nueva voz que le atraía bastante, tenía que admitir que no estaba nada mal.

Y entonces recordó aquella canción de la torre, y la voz que escuchó era una voz más grave, la voz seria de Chen.

-Me devolví por tus dulces y así me lo pagas- el pensar en que le gustaba la voz de Chen la hizo sonrojarse, por lo que dijo lo primero que se le vino a la cabeza para alejar el pensamiento de su mente.

-Necesito de tu ayuda- respondió el.

-En serio me pides que te ayude después del susto que me acabas de dar?- finge estar enojada.

Chen vuelve a reír y responde:

-Es para vengarme de Xiumin y Luhan. ¡Esta fue mi venganza hacia ti por haber desconfiado de mí en la torre! - dijo él y le sacó la lengua- por favoooor~!

Ella rio, se disculpó suavemente y decidió escuchar su plan de venganza.

Simplemente era hacerle creer a los dos chicos que ella había desaparecido, por lo que lo único que debía hacer era esconderse. Después de que Chen le rogara y rogara decidió aceptar y se ocultó en un barril de madera que se encontraba en ese mismo callejón.

Chen le ayudo a entrar y prometió que volvería pronto. Ella se acomodó en el pequeño espacio que tenía y se recostó a la fría madera.

A través de las grietas que la madera tenía ella pudo ver la espalda de Chen alejarse. Miró una última vez hacía el barril y sonrió, como si supiera que ella lo observaba y desapareció.

En su mente quedó grabada la imagen de su espalda, y mientras repasaba el momento, su mente se vio transportada a un recuerdo. A otro tiempo, mirando otra espalda, que también se alejaba.

Estaba lloviendo aquella vez, y ella estaba cansada y adolorida. Se apoyaba también contra la madera, pero esta estaba húmeda. Aquel que se alejaba, se ocultaba bajo una capa, tal y como lo hacían Chanyeol y Xiumin cuando los conoció. Pero ella ya los reconocía, y este no era ninguno de ellos, de hecho, no era ninguno de los seis con los que había estado.

Pero ella lo conocía, y no quería que se fuera. Aguantando el dolor, levantó la mano, como para intentar detenerlo, pero entonces mordió su labio para reprimir su grito, para evitar decirle que no se fuera.

Porque ella sabía que él se tenía que ir y debía dejarlo irse por más duro que fuera. Pero él le había dicho que lo esperara, que el volvería.

Prometió que lo haría, y ella lo creería.

Los doce habían hecho la misma promesa, habían prometido volver y ella prometió esperarlos.

Y mientras él desaparecía algo llamó la atención en la mano del chico bajo la capa, en el dorso de la mano derecha, algo brillaba.

Logró distinguir en medio de la lluvia y la distancia, el tatuaje de un reloj de arena.

Twelve -EXODonde viven las historias. Descúbrelo ahora