Jung Wooyoung es un estudiante de diseño de modas. Por situaciones económicas, Wooyoung debe comenzar buscar trabajo para ayudar a su familia y poder pagar su universidad, una de las más prestigiosas en diseño. En su búsqueda conoce a Choi San, uno...
Me desperté temprano para comenzar a planear el quinto día de la semana de cumpleaños de Wooyoung. Ayer Yeosang se pasó el día entero con Wooyoung haciendo compras, así que hoy me tocaba a mí celebrarlo.
Estaba organizando un picnic en el atardecer, me encargaría de preparar la comida y Yeosang de la decoración. No quería que fuera el típico picnic con una manta de cuadros, una canasta y ya. Quería hacer algo especial, así como lo era Wooyoung para mí. Antes me hubiera encontrado tan extrañado de sentirme así por alguien, pero es que Wooyoung me hacía sentir muy diferente, con él no me importaba ser la persona más cursi y cariñosa.
Yeosang me comentó que la comida casera coreana era la favorita de Wooyoung, ya que como sus padres siempre estaban trabajando, muy pocas veces tuvo la oportunidad de comerla, agradecía que mi madre desde pequeño me había enseñado a hacerla.
Duré la mañana y el mediodía completo preparándola; cuando vi mi celular, ya eran las 4:30 p.m. tenía solo 30 minutos para empacar todo. Yeosang me avisó que ya estaba todo listo, solo faltaba la comida, obviamente porque yo la tenía. También vi otro mensaje, era Wooyoung avisándome que ya estaba listo. Me alisté lo más rápido que pude y llegué a tiempo a la casa de Wooyoung. Le pedí que se volviera a colocar la tela en los ojos, hizo un pequeño berrinche, pero igual aceptó ponérsela.
Llegamos al sitio del parque donde Yeosang había preparado todo y me sorprendí al ver lo bien decorado que estaba, era realmente espectacular. Le quité la venda de los ojos para que finalmente pudiera ver la sorpresa. Casi se cae del asombro cuando vió todo lo que había, giró a verme con esa sonrisa que tanto me gustaba.
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—¡Esto es hermoso! ¿Hiciste todo solo?
—Yeosang ayudó con la decoración, pero yo hice la comida.–dije señalándole la canasta que tenía en la mano y sus ojos brillaron al escuchar la palabra comida.
—Ustedes se han preocupado tanto por hacer que estos días sean maravillosos, no sé cómo agradecerles...
—Solo con verte feliz estamos satisfechos.
Wooyoung se tiró a mis brazos, donde yo lo recibí gustoso con un abrazo. Nos quedamos un rato así, hasta que oímos el estómago de Wooyoung hacer un sonido, indicando que tenía hambre. Wooyoung se separó avergonzado y yo me reí ligeramente por la situación. Lo invité a sentarse y comencé a desempacar la comida. La carita de emoción que puso Wooyoung al ver que era comida coreana, hizo que todo el esfuerzo valiera la pena. No me esperaba que Wooyoung se lanzara hacia mí haciéndome perder el equilibrio y que quedáramos acostados arriba de la manta conmigo debajo de él, menos me esperaba que él comenzara a repartir besos por toda mi cara diciendo gracias repetidamente. Luego se separó como si lo que acabara de hacer fuera lo más normal del mundo, y se sentó para ver mejor la comida, yo me quedé un tiempo procesando lo que acababa de pasar.
—¿¡Tú hiciste todo esto!? ¡No sabía que podías hacer comida coreana!
—Pues sí, mi madre antes tenía un restaurante de comida coreana, desde pequeño me enseñó a prepararla, es mi primera vez cocinando para alguien más...–dije algo avergonzado.
Wooyoung me sonrió y sin más, comenzó a servirse los aperitivos. Yo me quedé expectante a su reacción y mi corazón se paró cuando él abrió los ojos.
—¡Mierda, San! ¡Está buenísima!–por fin dejé salir el aire contenido en mis pulmones y me reí un poco por la grosería que dijo Wooyoung. —¿En serio la hiciste tú?
—Sí, mis manos todavía tienen el olor a cebollín...
—¡Dios, esto solo hace que me gustes más!–dijo muy enfocado en la comida como para darse cuenta de lo que dijo y el efecto que tuvo en mí.—¿Por qué no comes? Te voy a dejar sin nada si no te sirves.–dijo con un tono serio que me causó algo de gracia y negué con la cabeza, Wooyoung realmente era un caso.
. . .
Terminamos de comer y nos acostamos para ver la película favorita de Wooyoung: Enredados. Él volvió a emocionarse cuando vió que veríamos esa película y se acomodó para poder disfrutarla. Wooyoung se acercó a mí en medio de la película y se recostó sobre mi pecho. Yo lo rodeé con mi brazo mientras el me abrazaba como si fuera un peluche. En ese momento, la película pasó a un segundo plano para mí, solo podía concentrarme en las caricias que Wooyoung dejaba en mi pecho, en su cabello, en su aroma que me estaba mareando.
Sin darme cuenta, la película ya llegaba a su final, los padres por fin habían encontrado su hija y se daban un tierno abrazo junto con el chico que la encontró. Sentí que mi camisa estaba mojada y cuando bajé la mirada, vi a Wooyoung tratando de reprimir sus lágrimas. Me dió ternura cómo se ponía así por una película animada.
—¿Estás bien, bebé?–yo mismo me sorprendí por el apodo que le había dicho, ¿de dónde salió eso?
—Sí, es que me pone emocional esta película.–él se sentó para limpiar sus lágrimas, separándose de la bonita posición en la que estábamos. Me senté igualmente y comencé a acariciar la coronilla de su cabeza para calmarlo. Cuando por fin lo hizo, limpié el resto de lágrimas de su rostro, él me sonrió y mi corazón comenzó a latir rápidamente. Hicimos un contacto visual en el que me quedé embobado viendo el brillito en sus ojos.
—Wooyoung...–susurré, pero en un rápido movimiento, Wooyoung se subió a mi regazo y me abrazó como un koala.
—Gracias, San. Estos días me has hecho sentir tan bien, me hace feliz estar a tu lado y ver cómo se han esforzado en hacer que mi cumpleaños sea tan especial, realmente me hace sentir demasiado bien. Gracias por hacerme sentir especial, por hacer que estos días sean tan maravillosos.–susurró Wooyoung en mi oído. Yo apreté más el abrazo y él hizo lo mismo.
—Es lo que te mereces, pequeño. Eso y mucho más.–él se separó un poco para poder verme a los ojos, los de él estaban aguados, y eso hizo que mi corazón se estrujara.
—San, bésame.
Sin dudarlo mucho, uní nuestros labios en un lento beso. Fue uno corto, pero muy lindo, me hizo sentir tantas emociones hermosas. Revisé la hora en mi celular, eran las 12:04 a.m. lo que significaba que oficialmente era el cumpleaños de Wooyoung.
—Felicidades, pequeño. Eres lo mejor que me ha pasado en estos últimos meses.–murmuré. Él se sonrojó y volvió a abrazarme. Quisiera quedarme todo el tiempo así.
